domingo, 18 de noviembre de 2007

"Fin"

Sé que me había propuesto no volver a hablar de trabajo, o de mi jefe. Pero esta vez tengo que hacerlo. Simple y llanamente, porque se acabó.

Después de 2 años de trabajo, mi jefe ha decidido no renovar mi beca otro año más. Cómo no, a su manera: después de haber firmado todos los papeles correspondientes al visto bueno para que me renovasen, y pendiente únicamente de que me firmaran en la empresa la re-incorporación a mi puesto el pasado día 10, el último día de plazo para presentar los papeles de la renovación, mi jefe me dice que ha decidido no renovar mi beca.

No queda ahí la cosa. Por lo que sé por mis compañeros, el motivo es que según él, yo he ido difamándolo y contando mentiras sobre él a sus espaldas. No me extraña, porque últimamente, la culpa de todo lo que ha pasado siempre ha sido siempre mía (según él, claro). El caso es que esta vez tengo parte de culpa, pues como otros de mis compañeros me enteré de esas "mentiras" (entre comillas porque son completamente ciertas) y las comenté con ellos.

El caso es que ahora vuelvo a estar en paro, y toca volver a buscar trabajo. Es una putada, sí, pero me alegro de haber salido de ahí. No es bueno para la salud mental trabajar en esas condiciones.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Si supiera pintar, pintaría. Pero no sé pintar. Tengo una imagen en mi cabeza, y esto es lo único que sé hacer. Y sólo cuando estoy triste.

Una calle desierta en la noche. Edificios antíguos, altos, oscuros. Ventanas mudas, puertas cerradas.

Es una noche fría. Más que fría, vacía. Ni siquiera hay soledad, porque no hay ni quien esté solo.

No hay luces. Ni estrellas, ni tampoco nubes. Ni el menor sonido, ni tan siquiera viento.

Sólo una calle desprovista de todo encanto y poesía, vacía, fría, bañada en luz blanca de una luna vulgar, común. Cualquiera.

Únicamente una sombra alargada e informe se balancea de lado a lado, como un péndulo.

Al final de la sombra, en el extremo de la calle, un bulto encorvado, envuelto en una capa que no calienta, renquea hacia el final de la calle, con pasos cortos que parecen no avanzar nunca

Esta noche, ese bulto, soy yo.

There we go again...

Sí, allá vamos otra vez.

Hoy mismito, y por supuesto sin decirlo abiertamente (al menos delante de mí), mi jefe me acusa de robar material de laboratorio que no he visto (y menos usado) en todo el año que llevo en el laboratorio. Mi compañera, la única que lleva más tiempo que yo, tampoco lo ha visto.

Era lo único que faltaba. Ahora ya es oficial: que alguien me de la bienvenida al fantástico mundo del mobbing.

Y para remate, acaban de decirme que la chica que me gusta acaba de empezar a salir con alguien, y que me olvide de ella. Fantástico, otra más.

¿Para cuándo algo que me salga bien?

lunes, 22 de octubre de 2007

No me he olvidado, no

Pues eso, que no me he olvidado de la existencia del blog. Pero lo que pasa es que he optado por no seguir escribiendo sobre el trabajo, que bastante tengo con 8 horas (o más) de eso al día. Sobre ese tema, baste decir que a cada día que pasa, mi decisión de salir de ahí cuanto antes es más firme. Lo malo es que la oportunidad no termina de llegar.

Por lo demás, bueno, me perdí el concierto de Héroes en Zaragoza: decidí que para mí era más importante asistir a la boda de una buena amiga. Y así fue. Al final, he conseguido sobrevivir a tres fines de semana seguidos con una boda en cada uno.

A parte de eso, todo más o menos como siempre. Bueno sí: contraté un hosting y un dominio, pero aún no hay mucho que ver...

lunes, 3 de septiembre de 2007

.. Y vuelta al trabajo

O más bien, al país de los caprichos de mi jefe.


Hoy hemos llegado y nos hemos encontrado una notita preciosa en la puerta del laboratorio. Además de hacer realidad las amenazas hechas en julio, había más cosas.

- Fichar casi hasta para ir al baño, y por supuesto, prohibido el almuerzo.

- Prohibido cualquier posible fuente entretenimiento: ordenadores (y por extensión, internet y correo electrónico=, tv (nunca tuvimos, pero por si acaso), radio, periódico, etc

- Prohibido usar el teléfono del laboratorio para cosas ajenas al trabajo (esto es normal, sí), y cuasi-prohibido hablar por el móvil: a la segunda vez que se pille a alguien hablando, se le obliga a apagarlo al entrar...

- Informes semanales y trimestrales, por supuesto, a ordenador.

Y al que no cumpla le espera el despido inmediato por "manifiesta mala fé hacia la empresa".

Por suerte para mí, estas medidas sólo son para los becarios de empresa y no para los doctorandos, así que me escapo. Eso sí: mis compañeros están bien indignados con el jefe, y por supuesto esta tarde han ido a hablar con él. Lo más fuerte de todo es que es capaz de justificarlo todo (desde su punto de vista, claro), y decir todavía que les está haciendo un favor...

Así es la vida.

Y se acabaron las vacaciones

15 días después de partir, volví. Al final, 3200 km en total:

Murcia-Ferrol-Avilés-Gijón-Santander-Tolosa-San Sebastián-Pamplona-Zaragoza-Teruel-Murcia.

Todo un viajecito, casi a la aventura: al salir de casa sólo tenía buscado alojamiento en Ferrol (hostal) y Tolosa (en casa de mi tío). Y al principio el retorno después de Pamplona era directo a casa.

Lo demás fue saliendo durante el viaje: Alojamiento en Avilés (al principio sólo iba de paso, pero ya de camino me enteré que Gijón estaba en fiestas y era casi imposible encontrar alojamiento allá), un profesor de la carrera que me encuentro en Asturias, una batería nueva para mi coche en Tolosa, y por supuesto, la comida en Zaragoza y la noche extra en Teruel (a parte de las otras 3 que perdí en Tolosa gracias a la batería).

Eso sí, el viaje lo disfruté de lo lindo.

viernes, 10 de agosto de 2007

Carretera y Manta

Comienza el viaje: sé a dónde voy, y sé cuándo salgo, pero no sé dónde terminaré, ni cuándo voy a volver a casa...

El Cantábrico me espera!

miércoles, 1 de agosto de 2007

Desmotivación de los trabajadores

Me estaba poniendo al día en la lectura de los blogs que frecuento (tenía más de 100 entradas sin leer), y me he encontrado en Microsiervos una entrada bajo el mismo título que ésta. Aquella está sacada de otro blog, El Blog Salmón, resumía una serie de factores que contribuyen a la desmotivación de los trabajadores de una empresa. A saber:

Factores de desmotivación de los trabajadores

* Tolerar malos resultados de trabajadores que penalizan a los que funcionan bien
* Mantener en secreto información crítica para el éxito del trabajo
* Promoción de un ambiente competitivo entre trabajadores
* Infrautilizar las habilidades y talentos de los trabajadores
* Tratar a trabajadores injustamente y de forma errática
* Criticar en vez de hacer críticas constructivas
* Reuniones poco productivas
* Objetivos poco claros
* Reglas innecesarias
* Permitir la política dentro de la empresa
* Inflexibilidad de los jefes

Al repasar la lista me ha sorprendido que casi todas (salvo la que se refiere a la política) están presentes en mi trabajo en mayor o menos medida, en especial lo que se refiere al trato de los trabajadores (o sea, nosotros), las críticas (que más que críticas, son auténticas puñaladas por la espalda) y las reuniones improductivas, entendiendo como tales las charlas con el jefe para analizar métodos y resultados o consultar alguna duda imprevista, puesto que irremediablemente acaban derivando en el apuñalamiento (verbal) de uno o más compañeros... y luego, después de seguir estos métodos a rajatabla, mi jefe se queja de que no ve motivación e implicación con los proyectos, y que la productividad es baja...

jueves, 26 de julio de 2007

Síndrome de Estocolmo

Quién lo iba a decir. Después de lo de ayer, resulta que al final, cogemos las vacaciones mañana a medio día. Seguro que tiene algo que ver que E y V (que ya está de camino a casa) aceptaron la invitación del jefe para ir a cenar con él.

El caso es que ahora que tengo las vacaciones encima, como quien dice, no sé qué voy a hacer con mi vida este verano, y ya empiezo a echar de menos el laboratorio... aunque al jefe no, por supuesto.

Al menos aún me queda la cena de despedida, mañana por la noche, aunque no estará toda la gente que a mí me gustaría...

miércoles, 25 de julio de 2007

Siembra vientos, recoge tempestades

Nuevo capítulo en la "guerra" con mi jefe. Pero para variar, esta vez ha sido él el ofendido, y nosotros los que nos hemos reído bien a gusto.

Creo que ya había comentado antes que en el arranque de mala leche de la semana pasada abolió la fiesta despedida de la chica mexicana que teníamos haciendo una estancia con nosotros (llamémosla "V"). Por supuesto, la despedida no podía quedarse en un simple reparto de besos y poco más, así que enseguida decidimos que hoy nos iríamos a comer todos juntos por ahí (eso sí, entre 2 y 4, para no perder ni un instante de horario laboral).

La sorpresa ha llegado cuando, a última hora de la mañana, y de pura casualidad, mi compañero de laboratorio (llamémosle "R") y yo, oímos que en el despacho del jefe la otra doctoranda que hay hay entre nosoros ("E") le decía al jefe "Es que hemos quedado todos para ir a comer hoy". Fue lo único que oímos de la conversación, y ambos quedamos sorprendidos al ver que E le contaba tan campante al jefe que éramos capaces de organizar una comida de despedida sin decirle nada.

Al poco tiempo, E y V salieron del despacho del jefe, y les hice la pregunta obligada: cómo podían haberle dicho eso tan tranquilamente. Y cayó la bomba: el jefe las había invitado a comer con él, pero sólo a ellas dos, porque con el resto "no está nada contento".

Ante tales perspectivas no les quedó otro remedio que confesar que ya tenían planes con nosotros. Él, al principio, fue incapaz de comprenderlo, y luego se sorprendió, no sabemos si porque no se esperaba que se nos ocurriera organizar nada, o porque no esperaba que lo hiciéramos sin invitarle también a él, cosa que estaba más que clara tal como están las cosas desde la semana pasada.

Por supuesto, E y V no aceptaron la invitación, y él debió quedar bastante impactado, porque al irse a comer ni siquiera se despidió, cosa con la que cumple religiosamente todos los días, esté del humor que esté. Desde luego no esperaba que organizáramos nada sin contar con e´, y mucho menos, que E y V rechazaran su invitación para venir a comer con nosotros.

Y está más que claro que nosotros nos hemos reído bien a gusto cuando E nos lo ha contado todo con pelos y señales. Para ella ha sido una situación bastante incómoda, pero lo ha llevado estupendamente, y desde luego, le ha echado un buen par de narices, tal vez porque ella también está harta de las tonterías del jefe, aunque por motivos diferentes a los demás.

Eso sí, después de la de hoy, si desde la semana pasada hubo algún momento en el que hayamos estado cerca de conseguir de nuevo vacaciones el 30 y el 31, ahora está más lejos que nunca. Pero en mi opinión, merece la pena trabajar esos dos días y que por una vez sea el jefe el que se vaya a casa descontento.

martes, 24 de julio de 2007

Fin de semana en Moratalla

Entre mis viejos amigos del colegio e instituto se ha creado una costumbre: cada año, un fin de semana a finales de julio, reservan una casa rural cerca de Moratalla y se reúnen para pasar un fin de semana estupendo.

Hasta ahora yo no había participado nunca, la primera vez que se hizo, porque andaba por ahí de viaje, y el año pasado, por desconocimiento, pero este año me apunté, y la verdad es que mereció la pena, aunque a punto estuve de perderme el "comienzo".

En principio se organizaría todo para el último fin de semana de este mes, pero el pasado jueves me apareció un amigo en el messenger con la siguiente pregunta: "Oye, tú te vienes MAÑANA, verdad?". Dudé un momento, pero enseguida caí en que se refería a la casa de Moratalla.

Me pilló completamente fuera de juego, pues por lo visto todo se había adelantado una semana, y nadie se había acordado de avisarme, así que ahí estaba yo: con la bronca del jefe por las "ausencias" aún reciente, con planes para salir rumbo a la casa a las 18:00 del día siguiente (viernes laborable, por supuesto), la compra sin hacer, la maleta sin preparar y la casa sin recoger.

Mi primera respuesta era evidente: "No voy a poder ir con vosotros, llegaré más tarde o mañana", lo cual entrañaba un problema añadido: como era la primera vez que iba, tampoco sabía exactamente donde era el sitio (aunque sí tenía una idea bastante aproximada).

Después de pensarlo un rato, cambié de idea. Tenía que ir con el resto, ya que la reserva era para dos noches, y perderme una (llegar más tarde no era una opción, con todo lo que tenía pendiente por hacer) no era plan. Además, qué leches, me apetecía muchísimo, y me vendría genial para desconectar un poco, a parte del extra de volver a ver a gente que hacía meses que no veía.

Así que lo decidí: hablaría con el jefe y le diría que me tomaba la tarde del viernes. Así podría limpiar la casa, hacer las compras y preparar la maleta con tranquilidad, y llegar con tiempo de sobra al punto de reunión con todos los demás.

Sólo me falló un pequeño detalle: el viernes por la mañana me olvidé de decirle al jefe que me tomaba la tarde. Así que allí estaba yo, a las tres de la tarde, camino de casa y con la mala conciencia de no haber avisado al jefe de que no iría... aunque por lo menos se lo había dicho a mi compañero de laboratorio, de forma que si el jefe preguntaba, por lo menos él podría decirle dónde estaba y por qué no había ido a trabajar.

Finalmente, conseguí mi objetivo: me reuní con los demás y todos juntos emprendimos el viaje. Poco a poco me enteré del planning para el fin de semana: campeonato de volley, gimkana, juegos varios, comilonas, etc etc. Eso sí, el tiempo no pasa en balde: yo esperaba música alta y fiesta y jolgorio hasta altas horas de la noche, pero ambas noches no quedaba nadie en pie a las tres de la madrugada, aunque eso no quiere decir que faltaran las copas o la diversión.

Pero vaya que si el tiempo no pasa en balde: entre los 18 que nos juntamos, ya había tres parejas casadas, una de ellas con una niña (a la que se llevaron, por supuesto), otra pareja que se casa en octubre, y otra amiga que aprovechó para anunciarnos que también se casa el año que viene. Eso sí, por lo menos me quedaba el consuelo de no ser el único soltero sin compromiso en el grupo.

Sea como fuere, lo pasamos de maravilla el fin de semana, a pesar de que de vez en cuando me asaltaba la certeza de que el lunes por la mañana me esperaba una buena bronca por ausentarme sin permiso...

Y por supuesto, llegó el lunes. Y yo, con agujetas en los brazos (y especialmente en las muñecas) de jugar al volley-piscina, moreno por el sol, pero sin haber llegado a quemarme, físicamente agotado por el ajetreo, medio dormido por las horas de sueño arrastradas desde el jueves anterior, pero con una sonrisa de oreja a oreja llego al laboratorio a la hora de siempre, para enterarme que, a pesar de notar mi ausencia (somos 2 en el laboratorio, como para no notar la falta de uno...), el jefe ni tan siquiera había preguntado por mí.

martes, 17 de julio de 2007

Tambores de guerra

Hoy ha vuelto a abrirse la caja de los truenos, y como consecuencia, las vacaciones vuelven a alejarse una semana. Todo a cuenta de los cortes de electricidad en las facultades por mantenimiento eléctrico.

Resulta que mis compañeros sabían ya desde la semana pasada que ayer les tocaría mantenimiento en su edificio, y que estarían toda la tarde sin luz, así que le plantearon a mi jefe tomarse libre esa tarde. Él no dijo nada en contra. Sin embargo, durante el fin de semana debe haber cambiado de idea, y ayer por la tarde se encendió con el tema. Y cómo no, el amigo "Shakiro" le estuvo malmetiendo. Resultado: que esta mañana le decimos que hoy toca el mantenimiento en nuestro edificio, y que para aprovechar el día, le proponemos hacer jornada intensiva y tenerlo todo terminado para cuando corten la luz. Ni nos ha escuchado, y por supuesto, bronca al canto.

Al cabo de un rato, ha salido del despacho, nos ha colgado una nota junto a la puerta y se ha ido, sin decir mucho más. Al otro laboratorio ha llegado encendidísimo. No ha dejado ni hablar a mis compañeros. Les ha soltado el mismo discursito que a nosotros, les ha colgado la misma nota, y aún encendido como un tomate, se ha vuelto a marchar.

El contenido de la nota se resume en estos tres puntos:
- Vacaciones del 1 de agosto en adelante. Ni una sola tarde libre hasta entonces.
- Informe de todo lo hecho por cada uno desde enero para el día 26.
- A partir de septiembre, se ficha con tarjeta para saber cuando entra y sale cada uno.

Básicamente, el contenido se resume en que revoca lo que dijo de librar las tardes del viernes que nos queda y que el 25 fiesta de despedida, el 26 para atar cabos sueltos, y el 27 ya vacaciones (por supuesto, sin tener en cuenta que alguno hayamos podido hacer alguna reserva que no podamos cancelar sin perder el dinero), y tanto eso como los otros dos puntos son "pa joder".

Entre eso y alguna otra fantasmada, mis compañeros han cogido un cabreo tremendo. Habían decidido hacer un plante en su despacho a las 12 de hoy, pero mientras esperaban a que llegase una compañera, el otro se ha escapado a hacer unos recados unos 15 minutos antes de la "hora cero". Luego no ha habido forma de pillarle, y para esta tarde, los ánimos ya estaban calmados, y todo ha quedado en que se ignoraban entre ellos (mis compañeros a mi jefe y viceversa).

Al final, mañana me va a tocar a mí coger la famosa nota, tirar de aplomo, e intentar hacerle ver al jefe que lo único que va a conseguir con esa nota es crear mal ambiente, y que el que más necesita coger vacaciones cuanto antes es él mismo, porque si hay algo que no sabe hacer es soportar el estrés. No hay más que verlo: en cuanto viene estresado, acabamos todos enfadados.

Quién me mandará a mí meterme en estos berenjenales...

lunes, 16 de julio de 2007

Necesito vacaciones.

Sí, las necesito, y no, esta vez no es a causa de mi jefe. Es decir, al menos no es por eso por lo que me lo he notado esta vez.

Sé que necesito vacaciones porque hace un ratito estaba yo fregando los platos de hoy, comida (a medio día no me da tiempo a fregarlos) y cena, y ya estaba terminando, cuando en determinado momento, bajo un momento de las nubes para encontrarme a mí mismo, con un plato recién fregado en la mano izquierda, y la derecha y la vista despistados buscando un frasco lavador de agua destilada para enjuagarlo...

(Nota para los "no iniciados": en el laboratorio, el material de vidrio se lava primero con agua del grifo, y luego se enjuaga con agua destilada y acetona para eliminar cualquier resto soluble en esos disolventes).

domingo, 15 de julio de 2007

Otro fin de semana...

Unas cuantas horas libres, y las cosas vuelven a su cauce.

Ayer era otro de tantos sábados del último año. Empezaban a asaltarme los pensamientos acerca de cómo iba a ser este verano para mí. A pesar de mis planes de viaje, éste va a ser un verano muy largo.

Tal como estaba siendo el sábado. Y justo en ese momento, aparece un amigo en el messenger. Por lo visto, ya está de vacaciones, y aquí. Al final, acabé yéndome con él y otro par de amigos a tomar algo por ahí, hasta las tantas de la madrugada.

Lo pasé muy bien, charlando de videojuegos de "aquellos maravillosos años", recordando los viejos tiempos. Pero hoy tocaba volver a la realidad: me he pasado todo el día metido en casa, completamente solo (mi madre está por ahí de vacaciones), y mis pensamientos volvieron al punto donde quedaron ayer.

Me siento solo. Me falta gente en mi vida, más amigos. Especialmente echo de menos el tener a alguien con quien compartir las cosas. Pero no es fácil. Nunca he tenido don de gentes, siempre he tenido un carácter distante, y tampoco he encontrado a mucha gente con la que llegase a "conectar". En cuanto a salir con alguien... es cierto que todo ha cambiado mucho el último año, pero, ¿quién iba a tener el menor interés por salir conmigo? y eso, suponiendo que yo no metiera la pata hasta el fondo tal como acostumbro a hacer.

En fin. Alguien me ha aconsejado que tal vez no fuera mala idea cambiar de aires, e irme, al menos una temporada, a otra parte e intentar empezar desde cero. En ese momento, fue algo que me parecía imposible. Sin embargo, la semana pasada, durante un instante, hasta se me antojó apetecible. Me había dado este fin de semana para pensarlo y de ser el caso, apuntarme a una oferta de empleo, lejos, muy lejos de aquí. Al final, he aparcado el asunto y no he decidido nada. Pero supongo que no pierdo nada por apuntarme a esa oferta de trabajo.

jueves, 12 de julio de 2007

Acoso y derribo

Tras algunos días de aparente mejoría (por fín conseguí sintetizar uno de los productos que tenemos como objetivo... ahora solo faltan... ¿otros 30?), las cosas vuelven a estar como siempre: tensas.

El jefe sigue en el mismo plan, o peor. Ahora amenaza con echar a todo el mundo y contratar a un químico "bueno" por 3000 o 4000 euros al mes y que le saque adelante 4 proyectos. Probablemente no se lo crea ni él, pero va por ahí rajando de todo el mundo (no cumplimos horarios, no ve interés, los almuerzos se van a acabar... ya no deja ni poner la radio en los laboratorios), y eso crea muy mal ambiente. Lo de echar a todos no es problema... todos los que están con beca de empresa están deseando irse.

En cuanto a mí... tampoco me escapo. Según él (y por supuesto no me lo ha dicho a mí, si no que se lo ha ido contando a los demás a mis espaldas, como hace siempre), creía que valía, pero ya se ha dado cuenta de que no. Y mientras tanto, insiste en que tengo que poner 10 reacciones al día (cuando sólo hay equipo para 3, y somos 2 en el laboratorio), para que por lo menos por estadística, alguna dé buen resultado. Evidentemente, la cantidad y la estadística no bastan: también hay que variar las condiciones de las reacciones, porque no sirve de mucho poner un montón de veces la misma reacción... y a mí ya se me acaban las ideas, y él tampoco me da nuevas. Hemos probado de todo, y nada funciona, pero él insiste en que tiene que funcionar. Por narices. Y como no funciona, el inútil soy yo.

Debe creer que disfruto no sacando resultados. O que lo hago a posta para hacer el vago, o que si me quedara el doble de horas en el laboratorio las cosas sí saldrían. El caso es que por mucho que me desanime el ver cómo van las cosas, por su parte todo es machaque, nunca una palabra de ánimo.

Hace un par de semanas me planteaba ponerme una fecha límite, y si para entonces la cosa no había avanzado sustancialmente, empezar a mirar otras cosas. Esta semana, ya no hay fecha límite: esta semana sólo está la certeza de que, de seguir así, llegará un día en que se me agote la paciencia y el estrés me desborde. Entonces, sé que le soltaré cuatro verdades (que por ahora he conseguido callarme), y después no me quedará otro remedio que dejarlo, tenga o no buscada alguna alternativa.

Mientras tanto, cuento las horas que faltan para el fin de semana, y los días hasta el momento de coger vacaciones...

lunes, 2 de julio de 2007

Batiendo récords

Sí, hoy hemos batido un récord. O mejor dicho, lo ha batido mi jefe, él solito.

Hoy es lunes, 2 de julio, y toca volver al trabajo después del fin de semana. No importa, porque este fin de semana ha sido bastante bueno: buen tiempo, el sábado por la mañana, paseo por la montaña, y por la tarde, a descansar, y el domingo, barbacoa en la playa con los compañeros y excompañeros de trabajo. Además, esta noche he dormido muy bien, y hoy (en realidad, todo este mes) toca piscina, así que antes de comer me refrescaré un poco. Así que llego por la mañana a trabajar de muy buen humor.

9:22 Llego al laboratorio y empiezo a preparar cosas.

9:25 Llega el jefe, y no hemos cambiado 3 frases cuando ya me está cayendo la bronca.

9:27 Ha terminado conmigo y se va a su despacho. Pasó el chaparrón... ¿o no?

9:30 Vuelve al laboratorio, hecho un energúmeno: "En el otro laboratorio no hay nadie... no cogen el teléfono... esto es un cachondeo, esto lo termino yo... los despido a todos y contrato a otros...", es decir, en su línea habitual, rajando de todo el mundo. Sólo que esta vez, todo acompañado de movimientos caóticos de brazos y piernas, mientras yo fregaba mi vidrio sin hacer apenas caso de él, salvo una mirada soslayada de vez en cuando para comprobar que aún seguía ahí.

9:35 Aparece mi compañero de laboratorio, preguntando si el jefe había preguntado por él. Le respondo que preguntar no, que directamente se ha puesto a rajar, y que tiene el día de perros, que si puede, lo evite. Ni corto ni perezoso, va su despacho para decirle que ha estado metido una hora en un atasco en el puerto. Y al volver me dice que se ha reído y que ha dicho que no pasada nada... Alucinante.

En resumen: esta vez no ha necesitado ni 10 minutos para borrarme el buen humor y amargarme la mañana, el día y el resto de la semana (salvo que pase algo tan bueno que me haga olvidar esto), porque después de eso, el único pensamiento que me ha quedado es que, tal como él mismo dice, a este paso no voy a terminar la tesis. Pero no por falta de resultados, sino porque no voy a soportar mucho más tiempo esta clase de comportamiento.

Y lo "mejor" es que en menos de 10 minutos ha pasado de ser un mono cabreado al tío más simpático y sonriente del mundo. De ciclotímico total.

martes, 26 de junio de 2007

Un día para olvidar.

O mejor, para no olvidarlo nunca: no me gustaría que me volviese a caer el "puro" que me ha caído hoy.

Y eso que en buena parte no era culpa mía: Una reacción, planeada y supervisada por el jefe que no sale... y la culpa que me cae a mí por no sacar los espectros a gusto del jefe (aunque se veía claramente que no había nada que lo que nos interesaba); otra reacción que falla porque, según creemos, el disolvente, a pesar de ser "seco" contiene agua y nos estropea un reactivo al añadirlo (así que a repetir la reacción pero sin disolvente), y para rematar, un compuesto que yo no conseguí disolver y que según el jefe es más que soluble (literalmente "un caso de libro"). Eso sí, a raíz de lo último empiezo a dudar si el disolvente que usé era el correcto, pero juraría que sí...

Pero para rematar, me cayeron las culpas por una "receta" que ni siquiera era mía, sino que la heredé de mis compañeros, y nunca me había parado a pensar sobre lo apropiado de la misma. Por lo visto, el producto que nos interesa, en lugar de aparecer como el precipitado que recogíamos, podía quedarse disuelto en el medio de reacción, del que nos deshacíamos. Y para rematar, el proceso de purificación tampoco es correcto: en lugar de eliminar el reactivo de partida no reaccionado, se eliminaría más fácilmente el producto deseado que se pudiera haber formado... Eso sí: tal como me dijo mi compañero cuando se lo comenté, si esas dos premisas son ciertas, el rendimiento de la reacción sería pésimo, pues respecto a la cantidad de producto precipitado, la que pudiese quedar disuelta es mínima, con lo que la cosa no tiene mucho sentido.

Pero por supuesto, si todo esto no fuese suficiente, me he pasado el día corriendo de un lado a otro. Por la mañana he tenido la "reunión" con el jefe, he salido escaldado, he puesto 2 reacciones, y a las 12:45 he salido corriendo del laboratorio para "comer" y estar de regreso a las 14:30 más o menos, para coger los trastos e ir al RMN.

Lo de comer es un decir: tenía que pasar por la biblioteca a devolver "El mundo según Garp", recoger el nuevo carnet (mira que les ha costado encontrarlo...), sacar otro libro ("1984" no estaba, así que me "conformado" con el también distópico "Un mundo feliz"... a ver qué tal), ir corriendo a la piscina de la universidad y colarme (primero, pregunto a la monitora de los cursillos si me puedo colar antes de mi hora, y le pongo cara de pena, ella le pregunta a la recepcionista, que alucina mientras que le sonrío, y ella le pregunta al chico que solía andar en recepción, que me mira raro, yo le miro y pongo cara de pena, me suelta el rollo de que porque estamos a últimos de mes, que se acaba el baño libre, etc etc y al final me deja colarme... ¡mola!), hacer mis largos, secarme, salir corriendo al centro comercial; por el camino, veo la llamada perdida desde el laboratorio, y 5 intentos de llamada después consigo dar con el teléfono desocupado para enterarme de que una de mis reacciones "ha terminado (por convertirse los reactivos en una pasta inagitable)"; así que llego al centro comercial, me trago un kebap en menos de 10 minutos (lo de tragar, literalmente: apenas lo he masticado, sólo trocearlo a mordiscos e ir tragando) y de vuelta al trabajo... 2 horas en el RMN y de vuelta al laboratorio, a quitar las reacciones. Justo a tiempo para la hora de salir, y pasar por casa de mi padre a recogerle el correo (que no tenía).

En fin, un día de no parar. Y encima, de las vacaciones aún no se sabe nada de nada...

jueves, 21 de junio de 2007

Rutina

De nuevo me vence el tedio. Me invade la rutina. Los días se arrastran sin fin, uno tras otro como una correa sin fin, mientras se pierden las diferencias entre uno y otro. No hay mañana: apenas es una copia imperfecta del hoy.

Los alicientes se esconden, escapan. Tan pronto soy la abulia como me llama el conflicto. La paciencia se agota. La carretera desafía a mi pie a hundirse en un juego peligroso. Sueño con un saco de boxeo.

No tengo objetivo. Por la noche, cuando me voy a la cama, carezco de una razón para desear despertar por la mañana. Y sin embargo, no hay más remedio que hacerlo.

viernes, 15 de junio de 2007

Ayer soñe

Y es raro, porque no suelo soñar. En alguna ocasión me han dicho que todos soñamos, cada noche, pero que no recordamos lo que soñamos. Yo no creo que sea así. Tengo cierta tendencia a despertarme en mitad de la noche y luego volver a dormirme, y cuando me pasa eso y coincide que sueño, recuerdo al despertarme lo que estaba soñando. Pero la mayor parte de las veces que me despierto sé que no estaba soñando con nada. Y cuando sueño, también lo recuerdo por la mañana, aunque no me haya despertado por la noche.

Sin embargo, ayer sí soñé.

Soñé que salía con la hermana de un amigo (en realidad, ella es algo más joven que yo, y por si acaso alguien piensa algo "raro", a parte de estar casada, nunca me plantee nada con ella, ni creo que ella se planteara nada conmigo, y además, en el sueño se parecía más a otra persona, a alguien que no consigo identificar), pero en realidad se parecía a otra persona que no consigo identificar. Al final, nos acabábamos casando, y un día, puestos a comprar una casa, visitábamos una vieja iglesia, monasterio, convento o similares, en estado ruinoso, tanto, que la parte inferior del muro trasero de una gran sala casi completamente oscura se había derrumbado, y dejaba ver el exterior, concretamente el jardín que rodeaba el edificio, muy descuidado, pero precioso.

A pesar del estado del edificio, éste nos encantaba. A mí especialmente me gustó la gran sala con "vistas" al jardín,y al final acabamos por quedarnos con el lugar.

Luego el sueño salta hacia adelante en el tiempo. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero hemos restaurado la "iglesia" y la hemos convertido en una estupenda mansión: muchas habitaciones, enormes, y un jardín precioso. Y nosotros somos muy felices. Fin.

Sé que no es mucho, pero mis sueños no suelen dar para mucho más. Apenas unos flashes de historias, a veces sólo una "imagen".

miércoles, 13 de junio de 2007

Mal humor y peor día.

Hoy ya me levanté predispuesto a tener un mal día. Me fui algo más tarde de lo normal a dormir, y a las 4 de la mañana me desperté por causas desconocidas.

Durante la mañana, como siempre: las cosas no terminan de salir, pero el jefe insiste en que por narices tiene que salir, así que a repetir una reacción que yo ya había probado, y que ya sabía que no funciona.

Para colmo, aunque normalmente me alegro de que algún compañero me deje echarle una mano, hoy tocaba volver a insistir con el gases-masas... está claro que no nos lo quieren dejar usar, y a mí me toca insistir porque soy el único que tiene contacto con el "dueño" del equipo... Lo peor del caso es que después de estar llamando 3 días, me dicen que me plante allí para ver qué pasa. Ni que decir que no me hacía ninguna gracia, así que cuando la compañera que quiere usar el aparato me llama para enterarse de si ya había ido, le digo que no, que nadie me ha dicho que tenía que ir. La respuesta, me ha provocado un buen cabreo: "¿No te ha dicho nada el jefe? Tendré que hablar con él, porque no me hace ni caso...". En definitiva: me está dando la orden de ir indirectamente, a través del jefe. Y se supone que ella y yo estamos al mismo nivel, y ni ella tiene por qué mandarme nada, ni yo por qué hacerle caso... pero claro, por eso recurre al jefe.

El jefe. Otro bueno. Esta mañana ya me ha dicho que tengo que centrarme en lo mío y dejar de apoyar a los demás... y eso después de mandarme de paseo para que la otra pueda usar el gases-masas (y al final el tema ha quedado en el aire, como ya imaginaba). Pero lo de esta tarde ya ha sido de órdago: me ha echado la bronca en plan "pa ti haces", porque no me ve poner reacciones...

Lo malo es que tiene razón: últimamente, no pongo más que una cada vez, y hay días (bastantes) que ni eso. ¿Por qué? Pues porque las cosas no salen, y eso desanima. Especialmente cuando se trata de repetir una y otra vez las mismas reacciones cambiando ligeramente alguna de las condiciones. Y claro, el resultado no cambia. Así que acudo al jefe: otro ligero cambio de condiciones, y a volver a intentarlo. Está claro que él tampoco tiene idea de lo que falla, y tampoco me proporciona soluciones suficientes como para tener la carga de trabajo que me exige.

Eso sí, algo bueno sí ha salido de esta tarde: tengo libertad para pedir material de laboratorio (siempre pasando antes por él, claro), y sobre todo, al pedirme iniciativa por mi parte, me ha dado carta blanca para hacer los ensayos que me parezca oportuno. Y es algo que pienso aprovechar.

Bueno, y también, aunque menos importante, he tenido la satisfacción de que tenga que tragarse el "si es que no sabes" que me tenía preparado si llega a salir la reacción de hoy, repetición de una hecha hace tiempo pero a mayor temperatura, cómo no, a instancias de él, dado que "tiene que salir así por narices".

Pero aún así, estoy harto. Harto de todo.

domingo, 10 de junio de 2007

La "Encuesta"

Seguro que a más de uno le ha pasado alguna vez:

Reúnes todo tu valor, y le propones a alguien que te interesa (y con quien parece que hasta puedes tener alguna posibilidad) tomar juntos un café, con intenciones obvias.

En un primer momento, parece que la cosa hasta puede salir bien, pero luego, como uno es un metepatas y un rato gafe, pues a la hora de quedar para tomar ese café sólo hay alguna que otra evasiva (pocas) y luego, sólo silencio (excusado en "corte" e "incomodidad").

¿Y qué hacemos nosotros (a parte de que se nos quede cara de gilipollas, claro)?

¿Enfadarnos? No. ¿Olvidar el tema? Tampoco (pese a que quizás sería lo más acertado). Tiramos de sentido del humor y nos marcamos una encuesta tal que ésta, que remitimos a la susodicha por email:



Bueno, como no consigo sacarte ni una palabra y hay algunas cosas que me gustaría saber, voy a probar a ver
si por lo menos consigo que me escribas unas cuantas letras... equis, para más señas.
(Por favor, no te lo tomes a mal, sólo intento tomármelo con un poco de humor...)



### NORMAS DE USO DE LA ENCUESTA ###

Se trata de marcar con una "X" la(s) respuesta(s) (pueden marcarse varias en cada pregunta) más aproximadas a lo que opines, salvo la última pregunta que es de desarrollo.

Algunas de las respuestas a las preguntas tienen sub-opciones (se diferencian de las opciones principales por tener el "casillero" desplazado hacia la derecha) , que pueden o no marcarse para completar el sentido de las respuestas (también pueden marcarse varias).

Se permite no contestar a las preguntas en caso de que se consideren demasiado personales.

Una vez cumplimentada la encuesta, devolver por email a [nuestro email].

Esta encuesta es personal e intransferible.



Pregunta de ejemplo:

0. ¿Ese café que tenemos pendiente...?

   [   ] .......... Claro, cuando quieras.
   [   ] .......... Ya te llamo cuando tenga un hueco...
                      [   ] ... pero espera sentado.
   [   ] .......... Lo siento, pero me lo he pensado y va a ser
                      que no.
   [ X ] .......... ¿Café? ¿contigo? Vas listo, chaval...


Bueno, y ahora la encuesta real:


### ENCUESTA ###

1. ¿Por qué no hay forma de que hablemos tranquilamente?

   [   ] .......... ¿No la hay? Claro que sí.
   [   ] .......... Me siento incómoda...
                      [   ] ... porque quieres algo de mí.
                      [   ] ... y no sé qué decir.
                      [   ] ... aunque estas chorradas ayudan.
   [   ] .......... Me estás agobiando...
                      [   ] ... dame tiempo y hablaremos tanto
                      como quieras.
   [   ] .......... Intento olvidar todo lo relacionado con
                      [circunstancia en que os conocísteis].
   [   ] .......... No te necesito para nada. Déjame en paz.


2. Esta encuesta...

   [   ] .......... Me parece humillante.
   [   ] .......... Menuda chorrada.
   [   ] .......... ¿Pero qué te has fumado?...
                      [   ] ... ¡yo también quiero!
   [   ] .......... Desde luego es original, me ha
   hecho gracia.


3. Este [nuestro nombre]...

   [   ] .......... Es imbécil...
                      [   ] ... pero me hace gracia.
   [   ] .......... Está como una puñetera cabra.
   [   ] .......... Otro más del montón.
   [   ] .......... Es un tío majo, me cae bien.
                      [   ] ... si no hiciera estas tonterías, a lo
                      mejor hasta me gustaría.
   [   ] .......... Paso de él...
                      [   ] ... pero reconozco que se toma su
                      interés por caerme bien.
                      [   ] ... pero es ingenioso.
   [   ] .......... Lo odio.
   [   ] .......... ¡¡¡ P E S A O !!!


4. ¿Hay alguna posibilidad de quedar para hacer alguna cosa juntos?

   [   ] .......... ¿Para qué? ¡Casémonos ya mismo!
   [   ] .......... Sí.
   [   ] .......... Lo pensaré.
                      [   ] ... de veras.
                      [   ] ... hasta tienes alguna posibilidad (¡he
                      dicho "alguna"!)
                      [   ] ... y valgo para política, así que espera
                      sentado.
   [   ] .......... Estoy en un mal momento, ahora no me
                      planteo nada.
                      [   ] ... pero no quiero perder el contacto.
   [   ] .......... Salgo con alguien, no puede ser.
   [   ] .......... Lo siento, no me interesas para nada.
                      [   ] ... y por favor, déjame en paz de una
                      vez.


5. Observaciones del encuestado/a:
(¡Ojo!, pregunta trampa: ¡esta obliga a poner palabras y frases completas!)






Para terminar, me gustaría decir que gracias a le encuesta conseguí tomar ese café, salir con la chica y vivir felices y comer perdices... pero eso sólo pasa en las películas, y yo sigo siendo imbécil, así que hasta hoy, continúa el "silencio" y no tiene pintas de cambiar.

domingo, 3 de junio de 2007

Magia

Una vez más, todo ha sido una ilusión.

Una imagen mental creada al agitar el mago los dedos, unas volutas de humo transformadas en magia por la fantasía de aquel que quiere creer.

Sin embargo, tras el destello inicial, todo vuelve a la oscuridad y el humo se disipa; entonces, el mago Destino se da la vuelta para preparar el próximo truco, ocultando la sonrisa maliciosa de quien se burla una y otra vez de la ingenuidad de su público.

Ese público que pasa, sin escarmentar jamás, una y otra vez del asombro y la incredulidad al absoluto convencimiento del milagro, y finalmente, a la gran decepción que supone haber vivido la efímera ilusión para despertar al instante y ver que todo ha sido un sueño: la realidad sigue ahí, inamovible e inapelable, por mucho que uno quiera convencerse de lo contrario.

jueves, 31 de mayo de 2007

Otro menos...

Esta mañana llamó Jesús al laboratorio desde la empresa. Decía que esta mañana no iría, y que se pasaría por el laboratorio por la tarde para hablar con el jefe.

Al principio no dijo el motivo, pero al preguntarle por qué decir al jefe, no tuvo más remedio que confesar: en la empresa le habían pedido que empezara a llevar el tema de la Calidad, y también que hiciera más horas en la empresa y menos en la universidad.

Luego me enteré que se había hablado algo de una o dos horas diarias en la universidad, o una mañana o tarde cada dos o tres días. Por supuesto, el jefe no está nada contento con el tema, y me imagino que se habrá montado una buena en su despacho esta tarde.

Jesús es el segundo en la lista de veteranía del laboratorio. Yo soy el tercero, por apenas un par de semanas (o menos, no lo sé con certeza). La más veterana es Elisa, que también tiene anunciada su marcha desde hace tiempo, pero por suerte no será hasta después del verano (aunque cada vez queda menos). La cuarta, es Patricia, que también está con un pie fuera: sólo viene a la universidad por las tardes, por la mañana, empresa. Y después de ella viene el abismo: Ángeles y Rubén son posteriores al verano pasado, y los demás, han entrado hace menos de un mes.

Dicen que las mejores amistades se hacen en las circunstancias adversas, y nuestro jefe ya es en sí mismo una circunstancia adversa. El grupito de veteranos, los que aguantamos allí desde hace cerca de año y medio (y Elisa aún más) nos hemos divertido bastante con las cosas que nos han pasado por allí, y es una pena cada vez que uno de nosotros se va. Por suerte no hemos perdido el contacto del todo. Con unos más y con otros menos, pero todos los "veteranos" seguimos en contacto, y es un alivio, porque al menos yo les he cogido cariño a todos. Espero que sigamos en contacto, especialmente ahora que estamos cogiendo la costumbre de quedar para comer cada mes.

Sin embargo, la marcha de Jesús no es solo la marcha de otro veterano más. En este momento yo ya estaba solo en el laboratorio por las tardes (salvo visita ocasional de algún compañero/a), pero es que ahora, por las mañanas sólo estaríamos Ramón y yo, que no es que Ramón me caiga mal (todo lo contrario), pero es que los almuerzos y las conspiraciones mañaneras ya no serán lo mismo... y además, yo sería el "único" veterano del grupo. También están Elisa y Patricia, pero con un jefe tan machista como éste, y además Patricia a tiempo parcial... pues tampoco es lo mismo.

Da pena, mucha pena ver cómo la gente con la que has compartido tanto tiempo se marcha. Y a mi aún me queda por lo menos otro par de años...

martes, 29 de mayo de 2007

Boda, Auténtico Rush y alguna otra cosa

Viernes tarde, y boda.

En la entrada anterior me equivocaba. Sí que han cambiado algunas cosas. Las suficientes como para sorprender a propios y extraños, y en general a todos los que hacía más de unos meses que no me veían.

A la boda llegué cansado y bajo de moral, tanto que durante la ceremonia no paraba de decirme "estás muy formal". Eso cambió en cuanto llegamos al convite. Un sitio precioso y camareros esperando con cerveza fresquita... Al final terminé pasándolo de maravilla, y llegando a casa bastante más tarde de lo que lo había hecho en mucho tiempo. Y sobre todo, de nuevo con la moral bien alta.

El resto del fin de semana no tuvo demasiado de especial.

Pero ayer volvió a tocarme un "Rush", esta vez uno de verdad: tras toda la jornada de trabajo correspondiente al lunes, sin un minuto de descanso, carretera y manta para recoger a mi padre del aeropuerto de Valencia. Llegué con apenas 10 minutos de tiempo antes de que saliese por la puerta de la sala de llegadas, lo que quiere decir que debía haber desembarcado más o menos al tiempo que yo llegaba al aeropuerto... 20 minutos antes de la hora a la que habíamos quedado, y para la que iba "justo" yendo justo al salir del trabajo.

Eso me preocupa: le estoy cogiendo demasiado gusto a pisar el acelerador, y aunque no suelo pasar de 130, puntualmente creo que llegué a 150 (apenas unos segundos en algún adelantamiento), pero empiezo a ser consciente que cualquier día de estos voy a tener un problema... sea una "foto", o sea un golpe. Y dado lo que acierto últimamente, me preocupa bastante.

Al final, apenas 15 minutos de descanso y otra vez en marcha. Entre pitos y flautas, llegué a casa a la 1 de la madrugada, habiendo conducido casi todo el tiempo desde las 19:30, así que enseguida listo para irme a la cama y comenzar hoy un nuevo día, otro día como otro cualquiera.

viernes, 25 de mayo de 2007

Iluso

En los últimos nueve meses he cambiado. Tanto, que algunos no me han reconocido al verme. Tanto, que algunos han llegado a decir que soy otro.

Pero... en el fondo, ¿qué ha cambiado?

No ha cambiado nada. A la hora de la verdad, todo sigue igual. Las ilusiones se tornan decepciones con la misma facilidad que antes, y una vez más sólo queda el vacío, pero esa vez con el añadido de la sensación de estupidez debida a que nada de lo sucedido en los últimos meses ha servido para producir la más mínima diferencia.

No ha servido de nada volver a intentarlo.
No ha servido de nada dar la cara y luchar.
No ha servido de nada conservar la sonrisa y la moral alta.

Una vez más estoy en el mismo punto de partida: solo. Y esta vez no hay no hay ganas de volver a intentarlo... ¿de qué serviría? Al final, las ilusiones sólo traen esto: decepciones cada vez mayores y el sentimiento de que no pertenezco a todo esto.

Lo peor es que no hay forma de abandonar. Forma parte de ser un imbécil el que dentro de un tiempo vuelva a aparecer alguien que me haga olvidar y pensar "esta vez sí", para que al final vuelva a ser lo mismo. Una y otra vez.

Me gustaría poder acabar con estas emociones. Extirparlas para siempre. Asumir de una vez que no hay nadie, que nunca "va a ser que sí", y acabar con el origen de todo esto para que no vuelva repetirse.

En el fondo, me viene de familia: soy como un pastor sin perro, sin ovejas. Sentado en sus pastos, solo, en silencio (¿de qué sirven las palabras, si nadie las oye?), viendo el pueblo desde lejos, visitándolo sólo de vez en cuando para cubrir sus necesidades, pero con la plena consciencia de que no pertenece allí, sino a la soledad de sus pastos.

jueves, 24 de mayo de 2007

imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil imbécil

lunes, 21 de mayo de 2007

Fatiga

Mis muslos han recuperado el tamaño que tenían hace un año, antes de empezar a perder peso. Sin embargo, donde antes había grasa, ahora hay músculo: una potencia física como no he tenido en mi vida.

Y hoy, cada centímetro de músculo es dolor. Sobre el cansancio acumulado de toda la semana pasada se acumulan las casi seis horas de caminar por la montaña del pasado sábado, y el día de ayer no basta para borrar el recuerdo de semejantes excesos.

Desde que esta mañana me puse en pie, mis piernas piden clemencia y descanso. Me incitan a abandonar la rutina y abandonarme al reposo. El castigo por semejante traición es la misma rutina de todas las mañanas: 5 kilómetros de carrera y otros dos de caminata, aunque debido al cansancio parecen el doble.

Ahora, ya duchado y fresco, cada paso es la consciencia de la debilidad acumulada en mis piernas y una punzada en mi rodilla, el recordatorio de mis propios limites, la consciencia de una necesidad de descanso que no llega.

Y si sigo en pie es únicamente por terquedad. Me niego a rendirme: siempre hay para un paso más.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Primer día

Me levanto como perdido. Tengo por delante la misma rutina de todos los días, y sin embargo, no sé por dónde empezar. Me cuesta unos minutos hacerme a la idea, pero acabo tomando el mismo café de todos los días, poniéndome el chandal y las zapatillas y a la calle.

Hago mi circuito de siempre. Pero hoy algo es diferente: el mundo pasa a mi alrededor más despacio de lo que recuerdo que suele hacerlo. Mi cuerpo, aún cansado, responde como si no fuera mío. Y sin embargo el reloj dice que llevo el mismo ritmo de siempre.

Vuelvo a casa, y al llegar es como si me hubiera teletransportado: el camino de regreso apenas lo recuerdo. La ducha pasa en un instante y en cuestión de minutos estoy vestido para ir a trabajar.

Como siempre, bajo a la cocina... ¿a hacer qué? Claro, el macuto del gimnasio... entonces, ¿por qué no he bajado la ropa ni las zapatillas de deporte? Otra vez arriba.

Dos viajes más tarde, estoy listo para salir y me pongo en camino. Hasta el camino a la universidad me ha parecido diferente, y sin embargo, hoy es un día como cualquier otro. Nada lo diferencia de cualquier otro miércoles de este año.

Nada, salvo un pequeño detalle: hoy, por primera vez en varias semanas, cuando esté en el laboratorio y oiga la puerta, sé que al ir a ver quién entra, no voy a encontrarme con esa mirada arrebatadora que me trae de cabeza.

lunes, 14 de mayo de 2007

Y ella dijo "sí"

Jugué mi carta. Una jugada modesta en una partida que ni siquiera sé si sigue abierta.

Y gané la mano.

Ahora, tengo un leve punto de apoyo que me permite seguir en juego, a la espera de una oportunidad de subir las apuestas y aumentar el riesgo.

viernes, 11 de mayo de 2007

El "Gran día"

Hoy iba a ser un gran día. Primero, la carrera, luego, la nueva compañera, y luego el fin de semana.

Las dos primeras cosas más o menos han ido bien: en la carrera quedé 24º, y bajé en 6 minutos mi tiempo a los 5 km 350 m. Nada mal para las condiciones adversas. La nueva compañera mejicana, guapa y muy agradable.

Y cuando parecía que el día iba a ser redondo, todo se va al garete.

Nada más volver de comer, "ella" estaba en el despacho del jefe. Al principio pensé que estarían revisando el trabajo, pero el ambiente era demasiado relajado. Ha bastado que el jefe abriese la boca para que yo supiese lo que estaba pasando. No recuerdo ni sus palabras. Sólo las palabras que vinieron a mi cabeza: "te vas". Eso, y la sensación de que el alma se me caía a los pies. Ahora, parece mentira que hace dos días, hablando con otro de nuestros ya ex-compañeros, yo le dijera a ella "si tú también te irás dentro de nada", y ella contestara "no, no, que va, yo no me iré". Egoístamente me alegré de que pensara así, pero hoy vuelvo a maldecir ese punto de adivino que me sale de vez en cuando.

Supongo que sólo me queda jugármela a una sola carta, y eso nunca es bueno.

jueves, 10 de mayo de 2007

La carrera

Mañana es el día. Llevaba semanas esperándolo, desde que vi el cartel anunciándolo en el gimnasio. ¿Me apunto? ¿No? ¿Podré?

Nunca he competido en una carrera, y la verdad, me picaba la curiosidad. Al principio dudaba. 5 km 350 m era bastante más de lo que hacía en ese momento, unos 3 km 200 m, pero había tiempo, curiosidad, y sobre todo uno de ésos "¿Y por qué no?" que tan de cabeza me traen los últimos meses.

Así que me decidí a probarme, a ver cuánto era capaz de aguantar, y sobre todo, a ver si poco a poco podía subir hasta alcanzar las 5 vueltas a mi "circuito", que curiosamente, tiene unos 1070 m de longitud, de forma que las 5 vueltas completas tienen aproximadamente el mismo recorrido que la carrera de mañana. Eso sí: decidí que no me apuntaría hasta estar seguro de ser capaz de aguantar los 5 km.

Al día siguiente de tomar la decisión de probarme ya me sorprendí a mí mismo: pensaba hacer 3 km y medio, y pensaba que me costaría, pero puesto en faena, me resultó fácil, así que seguí hasta los 4 km. Eso ya me costó más, pero también lo aguanté mejor de lo esperado, pero no quise forzar demasiado y me conformé con eso.

Los 3 días siguientes repetí los 4 km, para acostumbrarme un poco. Y al siguiente, a por los 4.5 km... y de nuevo sorpresa: llegué fresco y fui a por los 5. Y los conseguí, aunque un poco forzado. Aunque no estaba nada mal: había reducido el tiempo que esperaba tardar en llegar a los 5 km a menos de la mitad.

Desde entonces han sido unos 12 días de hacer 5 km diarios, aguantando bastante bien e incluso esprintando los últimos 200 m estos últimos días.

Y ayer por fin me inscribí en la carrera, aunque con la sospecha no muy desencaminada de que a lo mejor no podía participar. Y casi es así: la becaria mexicana que tenía que venir a principios de mayo llega también precisamente mañana, y por ahora, tengo todas las papeletas de ser yo el que vaya a ir a buscarla. Por suerte llega a eso de la 1 al aeropuerto de Alicante, un tiempo prudencial para no interferir con la carrera (que así a ojo, durará una media hora, y empieza a las 11).

Con todo esto, ahora mis enemigos en la carrera son cuatro: la hora, pues acostumbro a correr a las 7 de la mañana, y el cambio de hora puede ser un factor importante, el sol, pues a las 7 apenas hace calor y el sol apenas ha salido, y también el desnivel, ya que me entreno en terreno llano, y el recorrido de la carrera tiene bastantes desniveles, con un par de subidas fuertes. Y el último "enemigo" soy yo mismo: los últimos días he notado una ligera punzada en mi cuádriceps derecho... nada serio, apenas una molestia cuando el músculo está frío, pero no le he dado mucho descanso y temo que mañana pueda molestarme más, especialmente en las cuestas.

Bueno, y siempre queda la opción del imprevisto... se supone que mis compañeros podrán guardarme las espaldas si el jefe me busca durante ese rato (por supuesto, no le he dicho nada de la carrera), pero puede que me toque resolver algo urgente, y entonces, adiós carrera. En fin, cruzaremos los dedos.

Y ya para terminar, el mapa del recorrido de la carrera:

Problema

Soy un solitario, siempre lo he sido.

No sé relacionarme con la gente.

Y sin embargo, me he dado cuenta de que no quiero quedarme solo.

lunes, 7 de mayo de 2007

Estúpido, estúpido, estúpido...

... así es como me siento una vez más, por desear lo que está fuera de mi alcance, por querer lo que no puedo tener.

Por no tener lo que no tengo.

Por no saber hacer lo que no sé.

Por no ser lo que no soy.

Por ser como soy y no como fui, por levantar la barbilla, mirar al frente, e inventarme una mirada insolente cuando ella apareció frente a mis pasos.

Secuestró mi mirada, no por ser espectacular, sino por una extraña combinación de belleza, misterio, y dulce sensación de calidez al sostener su mirada. Duró sólo unos segundos: lo suficiente como para grabarse en mi memoria, pero no lo suficiente como para llegar a ser de mala educación.

En definitiva, ella era una de esas con las que nos cruzamos cada día, que llaman a nuestros sentidos como si fueran sirenas, de ésas de las que, en un instante, saturamos nuestra vista, sabedores de que probablemente no volvamos a ver.

Y sin embargo, el instante perdura. Aquella a la que sólo debía ver un instante aquel día, la veo cinco de cada siete, la sueño siete de cada cinco.

En aquel momento, a su imagen la acompañó su voz, y cuestión de minutos, que yo deseaba que no terminasen nunca, supe que estaba perdido, pues se incorporaba al grupo, y a su imagen se incorporaban una voz suave, un trato agradable, una gran simpatía, una sonrisa como he conocido pocas, y sobre todo, unos ojos en los que temo perderme, y en los que sin embargo quiero volver a reflejarme una y otra vez.

Ésta es, una vez más, mi tortura: un encanto que flota junto a mí en el laboratorio. Alguien para quien busco las menores excusas para poder echar una mano en lo que sea que haga, solo para cambiar unas palabras y volver a sentir sus ojos sobre mí. Alguien por quien maldigo al reloj por correr hacia la hora de salida. Alguien por quien maldigo al calendario por contener las palabras "sábado" y "domingo", las barreras insalvables que me alejan de ella.

Barreras casi tan insalvables como ser quien soy y ser como soy, cosas que jamás merecerían el premio de su compañía si no fuera por el trabajo.

jueves, 3 de mayo de 2007

Hoy, un nuevo paso adelante en el escalafón: el jefe nos ha dejado temporalmente a mí y a Jesús a cargo del grupo, para que hagamos que las cosas sigan saliendo adelante.

¿Buena noticia? No del todo...

Se debe a que el jefe se ausenta por tiempo indefinido. Entre ayer hoy, a su hijo le han detectado leucemia. Tiene 28 años, como yo, y a diferencia de mí, es arquitecto, o sea que no tiene ni por qué estar cerca de productos peligrosos como los que manejo yo en el laboratorio.

Simplemente, impresiona.

(Lo siento, no he sido capaz de encontrar un título para este post)

lunes, 30 de abril de 2007

De vacaciones a puente y tiro porque me lleva la corriente...

Otra vez una eternidad sin escribir, y no precisamente por falta de cosas que hayan pasado (aunque casi todas de poca importancia): 15 días de vacaciones, alguna peripecia en el laboratorio, una montañita, y ahora, puente y viaje a Madrid con quedada del trivial y presencia de ex-novia incluída...

Demasiado poco que destacar, salvo que las cosas vuelven a su cauce, y yo a mi rutina diaria.

miércoles, 4 de abril de 2007

Una de cal y otra de arena

Vacaciones. Mucho tiempo libre y pocas cosas que hacer. Como las cosas están así y el tiempo no acaba de acompañar, Eduardo y yo habíamos quedado ayer por la mañana en el Messenger para, después de ver cómo amanecía el día, decidir si íbamos a trepar alguna montaña.

Como hacía bueno y ya era un poco tarde para salir, decidimos hacer una subidita ligera, y escogimos como destino el Cabezo del Puerto. Una sola cumbre a la que se sube todo el camino por una pista bastante fácil, unos 3 km de camino y hora y media entre subida y bajada.

El problema era que no conocíamos la pista que subía, y terminamos subiendo campo a través, por un lugar bastante más difícil que la pista, y empeñamos algo más de una hora, y un buen esfuerzo, tan solo en la subida.

Eso sí: la vista desde arriba era estupenda: a un lado, todo el valle en el que se encuentra Murcia, incluyendo Alcantarilla, Torres de Cotillas y Molina, y aún más allá. Y por el otro lado, todo el campo de Cartagena, hasta La Manga y el Mar Menor. Lo malo es había algo de bruma en el ambiente, y las fotos no han salido todo lo bien que podían salir, pero aún así la vista es impresionante.

Y después de un rato y el almuerzo, volvimos a bajar, esta vez por el camino correcto, de forma que apenas tardamos 20 minutos en bajar, muy cómodamente además.

El problema vino abajo: al hacernos la última foto en la cumbre, me quité las gafas de sol y no me acordé de volver a cogerlas. Lo suyo hubiese sido volver a subir a por ellas, pero dado que Eduardo tenía que estar pronto en casa para salir de viaje, y que desde abajo podíamos ver que había otra gente en la cumbre, opté por dar las gafas por perdidas y marcharnos. Eso sí, con la idea de volver en otro momento a buscarlas, por si acaso.

El "otro momento" fue apenas 2 horas más tarde, justo después de comer, y acompañado de mi madre, que insistió en venir, no sé si más por no dejarme ir solo o por la curiosidad de ver por qué clase de sitios solemos ir. Mis advertencias de que iba a subir deprisa y no me pararía a ver el paisaje no sirvieron de nada: insistió y al final, vino conmigo.

El resultado fue el esperado: cada 5 minutos tenía que pararme otros 5 a esperarla, pero aún así aguantó la subida mejor de lo que esperaba (lo cierto es que pensaba que a media subida se pararía y la recogería a la bajada), y llegamos arriba en 45 minutos.

Una vez arriba hice el recorrido contrario al que hice por la mañana, y al llegar al punto donde habíamos hecho la última foto, cuando ya me había resignado a tener que comprar otras, allí estaban mis gafas. Intactas. En la misma posición en la que recordaba haberlas dejado. A pesar de que habían subido al menos otros dos grupos de montañeros, parece que nadie las había visto. Desde luego tuve mucha suerte.

Luego vino la bajada y la vuelta a casa, que no tuvo demasiado que destacar, salvo el hecho de que a pesar de haber subido y bajado dos veces el Cabezo, me quedaban ganas de más, así que me fui a la piscina a hacer mi sesión de natación.

Y hoy, todavía con el cansancio acumulado de la excursión del fin de semana por la Sierra de La Pila, y la "paliza" de ayer, he salido temprano con Eduardo con la intención de hacer los 3 picos que vimos desde El Tejo la semana pasada, pero a la media hora de haber empezado a andar, nos cogió una nube y empezó a llover ligeramente. Seguimos andando unos minutos para ver cómo evolucionaba la cosa, y al principio arreció ligeramente, aunque enseguida paró de llover.

Sin embargo, Eduardo no iba cómodo, debido al roce de sus botas nuevas, y como el cielo andaba bastante feo y Eduardo no llevaba impermeable, decidimos dejarlo para otro día, así que abortamos la excursión y volvimos a casa a la hora de haber empezado a andar. Al principio parecía que podríamos haber seguido, pero por los nubarrones que se avecinaban intuíamos que después de haber hecho la primera cumbre de las tres que planeábamos nos hubiéramos mojado bastante.

Eso sí: las energías ganadas con el desayuno que tomé, en previsión de las más de cuatro horas de excursión que se preveían, había que gastarlas, así que en lugar de paseo por la montaña, terminé de nuevo en la piscina, haciendo una nueva sesión de largos para amortizar mi bono, que caduca dentro de poco, y hay que aprovecharlo al máximo.

sábado, 31 de marzo de 2007

Cenajo - La Pila

Me voy recuperando de las quemaduras de sol de la semana pasada: mi brazo izquierdo aún tiene bastante mala pinta, y el derecho está bastante mejor, aunque sigue estando algo rojo; así que hoy tocaba volver a salir al monte. Sólo hemos sido Eduardo y yo, ya que Jose está de baja.

Nos hemos hecho las cumbres de El Cenajo y La Pila, que aun que no son muy altas (ambas de 1200 y pico metros), sí suponen un desnivel respetable y una buena caminata: en total han sido 5 horas caminando a un ritmo bastante fuerte, eso sí, todos por pista, ya que en ningún momento hemos salido del camino.

Aquí queda, para el recuerdo, una vista en 360º desde la cima de La Pila. Se ve mejor pinchando en la imagen para ampliarla un poco, aunque por desgracia no se llega a ver a tamaño real, ya que serían más de 8 megas de foto...)

lunes, 26 de marzo de 2007

El auténtico hombre-gamba

Ese soy yo. Voy de rojo y blanco por zonas: nuca, frente, brazos y hombros rojos, y el resto, blanco nuclear.

El pasado fin de semana, tras casi un mes de ausencia, volví al montañismo con fuerzas renovadas y estrenando carnet federativo (ahora si me accidento, ya pueden venir a "sacarme"...) y botas montañeras.

En principio habíamos planeado una jornada normalita cerca de Moratalla, pero mientras íbamos de camino decidimos cambiar de planes y subir otro par de picos que nos quedaban de camino, en lugar de los que teníamos previstos. Nada espectacular: unos 1500 metros de altura cada uno, aunque nosotros sólo subiríamos unos 400 metros de desnivel en cada ascenso.

El día empezaba bien: soleado, aunque con un poco de viento, algo frío, que luego se calmó. Desde luego, un día estupendo para hacer una salida... aunque bien pronto nos dimos cuenta de nuestro gran error: olvidar meter en la mochila el protector solar.

Con nuestro buen humor habitual comenzamos a subir, y al cabo de una hora estábamos en nuestra primera cumbre, desde donde teníamos una vista estupenda, como atestigua la foto:


Un breve descansito, y bajamos rumbo a nuestra segunda cumbre, que no tardamos demasiado en alcanzar. También allí la vista era impresionante:


Y aquí empezó lo bueno. Estábamos en nuestra segunda cumbre y no llegábamos a las 3 horas de salida cuando, medio en broma, medio en serio, Eduardo dijo algo del estilo de "¿Nos atrevemos a subir al Tejo?".

"El Tejo" es el montecito que aparece en la parte derecha de la foto. Cerca de los 1600 metros de altitud, creemos que en la del centro de las 3 cumbres que tiene.

La respuesta de Jose fue rápida: "Pues como vosotros queráis". La mía, un poco más lenta, pero más contundente: "Con dos cojones". Y allá que fuimos. Descansamos unos minutos más y nos pusimos a descender, en dirección al camino que se ve en la foto. Cuando llegamos a él, lo hicimos en un punto que queda fuera de la foto por la izquierda, y caminamos hasta donde gira a la izquierda, entre 1.5 y 2 km más allá de donde lo cogimos.

Allí nos paramos unos minutos a almorzar, y ya bien alimentados, iniciamos el ascenso por el segundo de los barrancos que se aprecian en la foto. Al principio, todo como siempre: algo de vegetación, y un terreno algo empinado. Más adelante la cosa cambió: la pendiente aumentó y encontramos algunos pasos de roca pelada bastante empinados. Por suerte las botas nuevas se portaron estupendamente y aguantamos como campeones... eso sí, el rato que yo fui "tirando" creo que marqué un ritmo un poco fuerte, pues Eduardo y Jose se me quedaron atrás, y de hecho, ayer y hoy he tenido algo de agujetas.

Tras un buen rato y bastante esfuerzo conseguimos llegar a la cumbre de más a la izquierda, donde Eduardo nos hizo una confesión: "Si llego a saber cómo es esto, me callo la boca...". No nos lo creímos, y seguimos hasta la segunda cumbre, la más alta, donde paramos a descansar un buen rato y casi agotamos nuestras reservas de agua.

Tras descansar un poco, volvimos a bajar, y aunque eso fue bastante más leve que la subida, al llegar al camino aún tuvimos que hacer otros 3 km a pie hasta llegar al coche. Para entonces, yo ya empezaba a enrojecer...

Y luego vino lo "bueno": ya estábamos volviendo, y llevábamos 11km en dirección a Moratalla cuando nos encontramos la carretera cortada por un Rally que estaban celebrando como parte de las fiestas del pueblo. No habían puesto ningún aviso de que la carretera estaba cortada, y en más de 11 km no había ninguna desviación que nos permitiera salir a otra carretera que nos llevara a casa. Tuvimos que dar la vuelta y recorrer esos 11 km hasta donde habíamos dejado el coche para las ascensiones, donde el camino de tierra serpenteaba entre El Tejo y otra montaña para llegar finalmente a la carretera que iba en dirección a Caravaca.

Lo malo es que íbamos con mucho retraso. Eduardo y yo habíamos quedado a tomar café para recoger unas invitaciones a una boda, y estando a más de una hora de camino, ya era casi la hora a la que habíamos quedado. Al final, nos presentamos con más de tres cuartos de hora de retraso, sin duchar, con la ropa de montaña, y yo completamente colorado, en una de las cafeterías más pijas del pueblo...

Y para terminar, otra foto. No pretendía ser nada especial, sólo una de esas fotos que se hace uno mismo, sin darle demasiadas vueltas, pero que al pasar al ordenador me ha gustado bastante (a pesar de los pelos de punta, las gafas torcidas y el enrojecimiento de esa pantalla de cine de verano que llamo mi frente).

martes, 20 de marzo de 2007

Punto y seguido

Desde hace un par de semanas, al levantarme cada lunes por la mañana (martes esta semana, por el festivo) lo hago con la sensación de comenzar un nuevo capítulo en mi vida. Sin embargo, hace tiempo que no hay grandes novedades.

Al levantarme y salir a correr tengo esa sensación rancia de revivir algo que hacía mucho tiempo que había dejado atrás, como si la costumbre de salir a correr fuese algo de muchos años atrás, cuando apenas tres días antes había estado corriendo por esas mismas aceras.

Algo parecido ocurre con el gimnasio: al preparar el macuto, me asalta la pereza, como si lo de ir al gimnasio fuese algo que tuviese superado desde hace tiempo. Sin embargo, con el paso de la mañana voy despertando de mi letargo y a media mañana apenas puedo esperar a salir e irme al gimnasio a hacer algo de ejercicio.

Pero con la piscina es diferente. Probablemente se deba a que a pesar de que el invierno no termina de marcharse, los días son cada vez más soleados, y tal vez por eso lo de ir a la piscina en lugar de ser algo cada vez más lejano sea algo que apetece cada vez más.

En cualquier caso, tal vez la sensación que tengo sea la premonición de que algo nuevo va a empezar, o una señal para comenzar algo nuevo. Sea como sea, estoy más que dispuesto a ello.

martes, 13 de marzo de 2007

Valencia ¿Rush?

El pasado jueves me esperaba una sorpresita en forma de llamada telefónica de mi padre:

"¿Me puedes llevar el sábado al aeropuerto de Alicante? Es que me voy otra vez... salgo el sábado a las 16:30. ¿Te va bien si salimos a la una?"

Y yo pienso: ¿y por qué no? Alicante está a 45 minutos, es un paseo. Visto así, ¿por qué no? Eso sí: mi padre es un poco exagerado. Saliendo a las 14:30, llegamos con más de una hora de antelación, de sobra para facturar con tranquilidad. Claro que no todo iba a ser tan fácil. Un rato después vuelve a sonar el teléfono, y de nuevo es mi padre:

"Huy, es que ha habido un despiste con lo del vuelo... no sale desde Alicante, sino desde Valencia..."

Ahí está el truco. Por eso había que salir tan pronto. Pero bueno, ya puestos, qué más da hacer un viaje de 45 minutos que uno de dos horas y media, así que, adelante.

Llega el sábado, y como no la he visto conectada desde las llamadas de mi padre, le mando un SMS a Alba, que se apunta a comer conmigo y pasar la tarde por ahí. Luego, a recoger a mi padre y derechitos a Valencia.

Resumiendo mucho, llegamos sin mayores problemas al aeropuerto (aunque se hace un poco pesado aguantarle la conversación a mi padre durante dos horas y pico, cada vez con más frecuencia tiende a repetir cosas que ya me ha contado... será cosa de la edad... o de familia, que yo también lo hago :P). Tras dejar a mi padre con las maletas facturas, me da 100 euros "por las molestias" (ahora entendéis por qué acepto con tal facilidad unas cuantas horas de coche) y me voy a buscar a Alba.

A las cuatro y algo estamos comiendo en un Vips, y como siempre que nos juntamos, la conversación se nos alarga, y a pesar de los esfuerzos nada desdeñables de la camarera, acabamos estirando la comida hasta bien pasadas las seis. Luego, un paseíto rápido por el centro comercial y el MediaMarkt mientras anochece, y yo pensando que no me apetece nada el viaje de vuelta.

Al final, acabamos quedando con dos amigas de Alba, Helena y Ana. A Ana ya la conocía, también de hace 4 años. Alba me decía que me iba a notar muy cambiado, y no se equivocaba. Lo sorprendente es que Ana decía que me veía ahora más joven que entonces... qué cosas. Ella estaba igual, incluso sigue vistiendo camisetas heavys y vaqueros.

Volvemos a casa de Alba, donde nos esperaba Helena, y decidimos el plan: cena en casa, pseudo fiesta de pijamas, y peli chorra, para reírnos un rato sin pensar demasiado. La elegida: Scary Movie 4. Nada del otro mundo, pero para lo que queríamos, nos valía.

Para entonces la idea de vuelta ya estaba más que descartada: a mí me apetecía quedarme, el viaje no me apetecía nada, y además Alba me había ofrecido su sofá para quedarme, y yo lo acepté gustoso. Mensajito a mi madre, para que no me esperase, y todo arreglado.

A eso de las 4 y media de la madrugada, al terminar de ver la peli y hacer un poco el chorra por internet, nos fuimos a dormir. Ana terminó por quedarse también, y aunque a ella le tocó cama, yo apenas me enteré de que dormí en un sofá: me dormí al instante, y no me desperté hasta varias horas después.

A la mañana siguiente, un paseíto por Valencia para que Ana recogiera unas cosas en su casa, que, casualmente estaba apenas a un par de manzanas de donde hacía un par de años habíamos visitado a una amiga de mi ex que temporalmente vivió en Valencia.

Y luego, vuelta a casa. Apenas me enteré del viaje, y a mitad de camino, SMS de mi madre: no estaba en casa, y me decía que no la esperase para comer, así que para redondear el fin de semana, y dado que hacía muy buen día, aproveché para irme a comer por ahí.

De otra cosa no sé, pero desde luego, no puedo quejarme de la vida que llevo: salgo un día de casa para llevar a mi padre al aeropuerto, y acabo volviendo al día siguiente...

lunes, 5 de marzo de 2007

El pupas & sus cámaras

Pegoteo directamente desde el foro de #trivial-irc, donde lo he publicado primero y luego enviado a meneame.net (no me hacía gracia enviarlo desde el blog):

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pixmania.com: nunca, nunca, nunca


Bueno, pues, siguiendo con la costumbre, os aviso de que aquí tampoco compréis en la vida.

Decidido a cambiar de cámara digital, les hice un pedido. Como siempre, hubo follón con los plazos de entrega: según el formulario de pedido, la entrega se hace en 24/48 horas si es envío express (vía DHL), o 48/72 si es envío normal (vía Seur).

Bien empezamos: Según sus condiciones generales, los plazos de envío son de 48/72 horas si es vía DHL y 2/3 días si es vía Seur. ¿Alguien me explica la diferencia? No caigáis en el error de pensar que las 48/72 horas incluyen días no laborables: mi pedido, hecho a jueves 25 de enero a primera hora (7 de la mañana) llegó al 5º día (29 de enero a última hora)... ¿5 días? Sí: se reservan otras 24 horas más para comprobar los envíos pagados vía tarjeta bancaria. Simplemente estupendo.

Bueno, dejémoslo estar. Al fin y al cabo, los problemas de entrega están a la orden del día con las cosas compradas por internet.

Pero... hay más: resulta que al probar mi nueva cámara me doy cuenta de que al hacer exactamente la misma foto 2 veces, una sale bien (a veces) y otra sale borrosa... o sea, que llevo la racha y me ha tocado una cámara defectuosa. Pues nada, a pedir el cambio.

El día 8 de febrero (10 días después de la recepción) les envío la cámara por MRW. Unos días más tarde, vía web veo que fue entregada al día siguiente. Como para el 13 aún no me había confirmado la recepción, pues les mando un email (llamar ni hablar, que cobran 28 centimos/minuto y sin iva). Me contestan al día siguiente, con 3 emails: el primero, para decirme que no ha llegado mi cámara, y que siguen a la espera. El segundo, de dos horas más tarde, para confirmar que les ha llegado, y que lo envían al servicio técnico para que la revisen (aquí nada de cambios directos, primero revisan el producto por si no está roto). Y el último, del servicio técnico, para decir que ya les ha llegado la cámara, y que van a enviarla a la marca para la revisión, y que en 10 días me envían el resultado del análisis técnico.

Bien. Como a día de hoy (5 de marzo) no tengo noticias, y es el duodécimo día laborable desde que me dijeron lo de los 10 días, les he puesto otro email, a ver qué pasa.

Su respuesta no tiene desperdicio: el 25/02/07 dicen haberme enviado un email con el resultado del análisis técnico, y preguntándome por mi preferencia acerca de si hacer un nuevo pedido o si quería el reembolso (y nada acerca de la cámara).

Les contesto que no he recibido nada de ellos del 25/02/07 (ni siquiera correo no deseado), y que me parece muy sospechoso que afirmen haberme enviado un correo en DOMINGO. Y para rematar la faena, que me gustaría recibir el resultado del informe, porque de ello depende que pida otra cámara igual o el reembolso.

Respuesta de ellos (sin desperdicio):

Estimado cliente,

como le indicamos en el correo anterior estamos a la espera de su confirmación puesto que la evaluación tecnica termino.


¿No es grandioso? Aquí ya me da la risa tonta, y por supuesto les contesto (algo por el estilo de):
Vista la poca disposición a darme información que tienen, elijo reembolso (dado que no han mencionando nada acerca de enviarme la misma cámara concluyo que realmente estaba defectuosa). Les aviso que la tarjeta con la que pagué puede dar algunos problemas para hacer el reembolso, porque ha caducado. Y díganme qué pasos tengo que seguir para que me devuelvan el coste del envío por MRW de la cámara a suservicio técnico. (eso último está contemplado en el faq de su web, pero quería que me lo confirmasen).


Y por supuesto, responden "amablemente":
Buenas tardes ,

Le informamos que un nuevo producto le sera entregado en breves. Debido al hecho que devolvio su pedido fuera del plazo de los 15 dias no podemos reembolsarle.


Y a mí no me salen las cuentas: si les mandé el pedido 10 días después de recibirlo, y desde entonces lo tienen ellos, ¿qué leches dicen de 15 días? Pues vamos allá (respondo más o menos esto):

Me parece vergonzoso que digan que están esperando a que elija hacer un pedido nuevo o pedir reembolso para luego decirme que no pueden hacerme el reembolso porque ha pasado el plazo. Además para su información, recibí el pedido el día 31 de enero (mala pasada de mi memoria, fue el 29, pero aún así está dentro de plazo), y obra en poder de ustedes desde el 9 de febrero (según el transportista), por lo que de ninguna manera he superado el plazo de 15 días.

Insisto en el reembolso.


Y su respuesta (qué pronto han pasado de mí...):
Estimado Sr ----------------------,



Le informo que su pedido saldrá en el día de hoy de nuestras instalaciones. Si usted elegió nuestros servicio express lo recibirá en 24/48 horas hábiles, si elegió nuestros servicio estandar lo recibirá en 48/72 horas hábiles.



Pixmania agradece su confianza y le esperamos pronto en nuestra web.



&nbs p; www.pixmania.com



Atentamente,



¿Y ahora qué hago? (a parte de ir a denunciarlos pero ya mismo) ¿me creo lo de los plazos de entrega? ¿les pongo (otra) denuncia por publicidad engañosa por eso de "PIXMANIA El mejor servicio y los mejores precios en alta tecnología"?

Por ahora, hacer público todo esto. Seguro que les encanta.

Editado: lo olvidaba, la historia continúa en http://www.trivial-irc.es/phpBB2/viewtopic.php?t=1242

sábado, 3 de marzo de 2007

Eclipse

Esta noche hay eclipse total de luna. Es curioso, pero a pesar de la publicidad que ha tenido, bastante gente con la que he hablado no lo sabía.


En este momento el eclipse está casi en su momento cumbre: la luna está casi completamente oculta en la sombra de la tierra, y en lugar de su típica palidez, esta cubierta casi completamente por un tono rojizo.

Dicen que las condiciones de este eclipse son óptimas, y no volverán a darse por lo menos hasta el año 2029. Eso me da que pensar. Últimamente el tiempo vuela, y sin embargo, hasta que vuelva a haber un eclipse como éste pasará una eternidad.

Ahora mismo estaba apoyando en mi ventana, mirando esa luna rojiza y pensando que no será hasta dentro de 23 años cuando vuelva a repetirse esa vista, conmigo mirando por esa misma ventana. ¿O no? Es mucho tiempo, y tendrán que pasar muchas, unas mejores, otras peores, pero se producirán infinidad de cambios. Quizás el próximo eclipse lo vea desde otra ventana. Quizás sea otra persona la que mire desde aquí, o "aquí" ya no exista. Es imposible decirlo ahora.

Lo único que se puede decir es que, casi con toda seguridad, suceda lo que suceda aquí "abajo" en ese tiempo, habrá otro eclipse total de luna como este.

Al fin y al cabo el universo, o el espacio tal como lo vemos desde aquí, es muchas cosas: lo desconocido, la última frontera, el infinito, el sitio de donde "cuelgan" las estrellas, la inspiración de muchos, etcétera, pero también es un inmenso reloj con infinitas manecillas, cada cual con su propio ciclo: desde el rapidísimo pulsar de las múltiples radiaciones que se encuentran por ahí, hasta el ciclo interminable de la misma vida del universo. Desde fenómenos que se repiten tantas veces en la vida de una persona que es imposible contarlos, hasta aquellos en los que toda una vida supone apenas un instante.

Y el de hoy, al igual que el del paso de un cometa, es uno de esos sucesos de los que tenemos pocas oportunidades de disfrutar a lo largo de la vida, y que seguro que cuando se repita, nos traerá un montón de recuerdos.

(La foto de esta entrada ha sido tomada libremente del portal peru.com)

martes, 27 de febrero de 2007

Madrid Rush

Ayer me tocaba ir a Madrid a recoger a mi padre que volvía de viaje. En realidad no era necesario, pues a pesar de llegar a unas horas un tanto intempestivas podía haberse buscado una conexión hasta casa, o alojamiento para pasar la noche y luego la conexión. Sin embargo, me apetecía hacer unos cuantos kilómetros, y de paso, tomarme un día libre del trabajo, aunque fuese "partido". Así que acepté.

Me planteaba el día de ayer como bastante tranquilo: por la mañana, trabajar un poco, lo justo como para cumplir y no dejar nada pendiente, luego, un rato de gimnasio, comer y salir tranquilamente poco después de las cuatro de la tarde, para llegar a Madrid sobre las ocho, recoger a unos amigos e irnos a cenar. Y sobre las once, a Barajas a recoger a mi padre y de vuelta a casa.

Al final, todo acabo torciéndose un poco, como suele pasar, aunque lo disfruté bastante.

Por la mañana, sí, conseguí trabajar lo justo e incluso algo menos, pues acabé dedicando más de media mañana a "arreglar" el disco duro de uno de los ordenadores que tenemos y que había dejado de funcionar correctamente (cada vez que se encendía el pc en el que estaba montado, éste entraba en un bucle infinito de continuos reinicios). Cuando al fin lo tuve montado en otro de los PCs y estaba haciendo copia de seguridad de los datos importantes que contenía, descubrí cuál era el problema: de alguna manera, algunos de los archivos necesarios para el arranque habían acabado residiendo en la carpeta "Mis Documentos" en lugar de en la raíz del disco duro. Y efectivamente: una vez devueltos a su sitio, el ordenador volvió a funcionar como si nada. El problema es que para entonces ya había llegado la hora de salir, y terminé llegado un poco tarde al gimnasio.

Por supuesto, en el gimnasio terminé por retrasarme un poco más, y cuando iba por fin a meterme en la ducha e irme a casa, llamada de mi madre (la tercera, como comprobé después): para variar, no se había enterado de nada de lo que le había dicho por la mañana, y llevaba hora y media esperándome en casa, toda preocupada porque no le cogía el teléfono (que yo ni había oído antes).

Al final, fui a casa, comí, recogí un par de cosas y me puse en camino, no sin antes parar un momento en un centro comercial para comprar provisiones para mi padre.

Tenía previsto salir para las 4 de la tarde, y al final se me hicieron las 5 menos cuarto, así que fui un poquito más rápido de lo normal para intentar no llegar demasiado tarde. Lo malo es que poco antes de llegar a Pozo Cañada alcancé a un Patrol de la Guardia Civil... al parecer no eran de Tráfico, porque por las ventanas traseras se veía lo que parecían equipos antidisturbios (aunque juraría que eso sólo los gastan los Policías Nacionales), pero nunca está de más ir con cuidado, así que afino la velocidad a 120 y les adelanto lentamente, para luego, cuando estoy unos cuantos metros por delante, volver a subir un poco (hasta casi 130) para dejarlos atrás definitivamente.

El caso es que no debió gustarles, porque ellos también se pusieron a esa velocidad, e incluso algo más rápido, y me volvieron a adelantar (no era cosa de ponerse a echar carreras con ellos...) y los tuve delante durante un buen, buen rato, así que de lo de recuperar tiempo, poco.

Finalmente, conseguí adelantarlos otra vez, y también al otro Patrol con el que parecía que iban en caravana, y pude llegar a Madrid sin mayores problemas. Tardé 3 horas y media, justo lo previsto, y llegué cuando todo el mundo salía, así que no tuve mayores problemas en la entrada. Tampoco para aparcar: pude dejar el coche justo al lado del Bernabeu, y cruzar andando hasta el Palacio de Congresos, donde habíamos quedado... y para mi gran sorpresa, en lugar de ser el último (o casi, que nunca se sabe), fui el segundo en llegar. Qué cosas.

Tras esperar un (buen) rato al resto, acabamos cenando en un italiano, bastante original por cierto (la Lasaña de Ciervo con Boletus, genial), y teniendo en cuenta que estábamos en Madrid, no demasiado caro. Las conversaciones iban fluyendo siguiendo el típico esquema: torneo, jugadores de torneo, preguntas, correctores, etc (esto es lo que pasa por juntarse con gente del chat...) hasta que no se sabe cómo acabamos hablando de José María García y la famosa entrevista. Como yo no sabía nada del tema (algo había oído, pero poca cosa), aproveché para ir al servicio, y a la vuelta me encuentro con que me preguntan: "oye, con quién está cenando José María García". Al principio pensé que no había oído bien; luego, que era algún tipo de coña que no entendía, pero todo encajó cuando me dijeron "Anda, mira hacia atrás". Y efectivamente, a unas 3 o 4 mesas de distancia, en una mesa que quedaba casi en frente de los aseos, estaba sentando el SuperGarcía, charlando con alguien que desde nuestra mesa quedaba oculto tras una esquina. Y yo, empanadísimo para no variar, ni me había dado cuenta al salir del servicio.

Ya terminando la cena salió un nuevo tema: ¿a quién del torneo te gustaría conocer? Un tema original. En algún otro encuentro ya había salido, pero nunca en forma de pregunta tan directa. Al final, acabé haciendo gala de mi veteranía, y resulta que de todos los nicks mencionados por mis compañeros de cena, yo ya conocía personalmente al 80% (por decir una cifra), y es que ya son unos años y muchos kilómetros...

Tras la cena casi salí corriendo: se habían hecho las 23:30, y creía recordar que el avión de mi padre llegaba a las 23:40... creía, no por mi mala cabeza, sino porque mi padre simplemente no me lo había dicho. Única y exclusivamente que llegaba a la más que famosa T4 sobre esa hora. Y para allá que me fui. Y por cierto que queda (con perdón) en el culo del mundo. Llegué justo a las 23:45, cruzando los dedos para que no hubiese desembarcado ya y me estuviese esperando desde hacía rato.

Por supuesto, lo de cruzar los dedos no sirve de nada, porque en cuanto miré la pantalla de información vi que el único vuelo procedente de Italia sobre esa hora venía desde Milán (lo cual me cuadraba bastante, pues recordaba haber leído el nombre de la ciudad en el resguardo de la reserva de los billetes cuando se fue), pero llegaba a las 23:30 y estaba en tierra desde las 23:21.

Así que miré alrededor de la sala 10 (la que correspondía a ese vuelo) a ver si mi padre andaba por allí. Afortunadamente, parecía que aún no había desembarcado, aunque continuamente salían viajeros por la puerta de la sala. Así que me puse los cascos y a esperar.

Al cabo de un rato, como una media hora, me llega un SMS de mi padre: venía en el vuelo de ROMA (sic). Al leer el mensaje, me quedé un poco perplejo. Al fin y al cabo, me sonaba que venía de Milán, y es de donde venía el único avión que llegaba desde Italia a esa hora... en fin, ya conozco a mi padre: es aún más despistado que yo, que ya es decir. Seguro que se había confundido y venía de Milán. Y sin señales de él en la puerta.

Después de otro rato, otro mensaje: había desembarcado y estaba esperando la maleta. De nuevo del vuelo de ROMA. Ahora ya sí que no me cuadra, e intento llamarle, porque sigue sin aparecer por la sala 10. Sin cobertura.

Al final me llama él: que dónde estoy. ¿Dónde voy a estar? A la puerta de la sala 10. Y él, en la 2. Pero... si aquí no hay otro vuelo que llegue de Italia... ¿T1? ¡Si me habías dicho la T4!

Pues nada, a correr. Primero, salir de la T4 y entrar en el aparcamiento, que está enfrente, pero hay que dar mil vueltas.. Luego, a sacar el coche y camino de la salida... que casi hay que adivinar dónde queda. Y al llegar a la salida... ¡Coño, si no he pagado! Normal... no he visto ni una sola máquina... menos mal que hay una justo junto a la garita del guarda. Pagar, y a correr camino de la T1... pero... ¿por dónde? al final me las apaño para llegar en 10 minutos y aparcar justo delante de mi padre. Saludos, maletas al maletero, todos a bordo, y rumbo a casa. Justo la 1 de la madrugada.

Ya en camino me va poniendo al día de la realidad en Malta, sus líos con los profesores de allí para cumplimentar la documentación del proyecto, anécdotas de su estancia, compañeros, casero, etc etc... y yo sin saber qué me estaba dando más sueño: si el llevar más de 18 horas despierto y más de 400 km encima, o la charla que me estaba dando (es que cuando se pone, se pone...). Al final, el viaje de vuelta se hizo pesadísimo, no por la charla, sino por el cansancio que llevaba encima. Como a media hora de casa agotado, y me costaba horrores no pegar una cabezada al volante. Pero al final, llegamos sin más problemas, le dejé en casa y me vine corriendo a la cama, a dormir unas cuantas horas seguidas... o eso creía yo: a las 5:30 de la madrugada cogí cama, y debí dormirme al instante, y a las 10:30 de la mañana, estaba otra vez bien despierto, a pesar de mis esfuerzos por dar alguna cabezada más.