martes, 26 de junio de 2007

Un día para olvidar.

O mejor, para no olvidarlo nunca: no me gustaría que me volviese a caer el "puro" que me ha caído hoy.

Y eso que en buena parte no era culpa mía: Una reacción, planeada y supervisada por el jefe que no sale... y la culpa que me cae a mí por no sacar los espectros a gusto del jefe (aunque se veía claramente que no había nada que lo que nos interesaba); otra reacción que falla porque, según creemos, el disolvente, a pesar de ser "seco" contiene agua y nos estropea un reactivo al añadirlo (así que a repetir la reacción pero sin disolvente), y para rematar, un compuesto que yo no conseguí disolver y que según el jefe es más que soluble (literalmente "un caso de libro"). Eso sí, a raíz de lo último empiezo a dudar si el disolvente que usé era el correcto, pero juraría que sí...

Pero para rematar, me cayeron las culpas por una "receta" que ni siquiera era mía, sino que la heredé de mis compañeros, y nunca me había parado a pensar sobre lo apropiado de la misma. Por lo visto, el producto que nos interesa, en lugar de aparecer como el precipitado que recogíamos, podía quedarse disuelto en el medio de reacción, del que nos deshacíamos. Y para rematar, el proceso de purificación tampoco es correcto: en lugar de eliminar el reactivo de partida no reaccionado, se eliminaría más fácilmente el producto deseado que se pudiera haber formado... Eso sí: tal como me dijo mi compañero cuando se lo comenté, si esas dos premisas son ciertas, el rendimiento de la reacción sería pésimo, pues respecto a la cantidad de producto precipitado, la que pudiese quedar disuelta es mínima, con lo que la cosa no tiene mucho sentido.

Pero por supuesto, si todo esto no fuese suficiente, me he pasado el día corriendo de un lado a otro. Por la mañana he tenido la "reunión" con el jefe, he salido escaldado, he puesto 2 reacciones, y a las 12:45 he salido corriendo del laboratorio para "comer" y estar de regreso a las 14:30 más o menos, para coger los trastos e ir al RMN.

Lo de comer es un decir: tenía que pasar por la biblioteca a devolver "El mundo según Garp", recoger el nuevo carnet (mira que les ha costado encontrarlo...), sacar otro libro ("1984" no estaba, así que me "conformado" con el también distópico "Un mundo feliz"... a ver qué tal), ir corriendo a la piscina de la universidad y colarme (primero, pregunto a la monitora de los cursillos si me puedo colar antes de mi hora, y le pongo cara de pena, ella le pregunta a la recepcionista, que alucina mientras que le sonrío, y ella le pregunta al chico que solía andar en recepción, que me mira raro, yo le miro y pongo cara de pena, me suelta el rollo de que porque estamos a últimos de mes, que se acaba el baño libre, etc etc y al final me deja colarme... ¡mola!), hacer mis largos, secarme, salir corriendo al centro comercial; por el camino, veo la llamada perdida desde el laboratorio, y 5 intentos de llamada después consigo dar con el teléfono desocupado para enterarme de que una de mis reacciones "ha terminado (por convertirse los reactivos en una pasta inagitable)"; así que llego al centro comercial, me trago un kebap en menos de 10 minutos (lo de tragar, literalmente: apenas lo he masticado, sólo trocearlo a mordiscos e ir tragando) y de vuelta al trabajo... 2 horas en el RMN y de vuelta al laboratorio, a quitar las reacciones. Justo a tiempo para la hora de salir, y pasar por casa de mi padre a recogerle el correo (que no tenía).

En fin, un día de no parar. Y encima, de las vacaciones aún no se sabe nada de nada...

jueves, 21 de junio de 2007

Rutina

De nuevo me vence el tedio. Me invade la rutina. Los días se arrastran sin fin, uno tras otro como una correa sin fin, mientras se pierden las diferencias entre uno y otro. No hay mañana: apenas es una copia imperfecta del hoy.

Los alicientes se esconden, escapan. Tan pronto soy la abulia como me llama el conflicto. La paciencia se agota. La carretera desafía a mi pie a hundirse en un juego peligroso. Sueño con un saco de boxeo.

No tengo objetivo. Por la noche, cuando me voy a la cama, carezco de una razón para desear despertar por la mañana. Y sin embargo, no hay más remedio que hacerlo.

viernes, 15 de junio de 2007

Ayer soñe

Y es raro, porque no suelo soñar. En alguna ocasión me han dicho que todos soñamos, cada noche, pero que no recordamos lo que soñamos. Yo no creo que sea así. Tengo cierta tendencia a despertarme en mitad de la noche y luego volver a dormirme, y cuando me pasa eso y coincide que sueño, recuerdo al despertarme lo que estaba soñando. Pero la mayor parte de las veces que me despierto sé que no estaba soñando con nada. Y cuando sueño, también lo recuerdo por la mañana, aunque no me haya despertado por la noche.

Sin embargo, ayer sí soñé.

Soñé que salía con la hermana de un amigo (en realidad, ella es algo más joven que yo, y por si acaso alguien piensa algo "raro", a parte de estar casada, nunca me plantee nada con ella, ni creo que ella se planteara nada conmigo, y además, en el sueño se parecía más a otra persona, a alguien que no consigo identificar), pero en realidad se parecía a otra persona que no consigo identificar. Al final, nos acabábamos casando, y un día, puestos a comprar una casa, visitábamos una vieja iglesia, monasterio, convento o similares, en estado ruinoso, tanto, que la parte inferior del muro trasero de una gran sala casi completamente oscura se había derrumbado, y dejaba ver el exterior, concretamente el jardín que rodeaba el edificio, muy descuidado, pero precioso.

A pesar del estado del edificio, éste nos encantaba. A mí especialmente me gustó la gran sala con "vistas" al jardín,y al final acabamos por quedarnos con el lugar.

Luego el sueño salta hacia adelante en el tiempo. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero hemos restaurado la "iglesia" y la hemos convertido en una estupenda mansión: muchas habitaciones, enormes, y un jardín precioso. Y nosotros somos muy felices. Fin.

Sé que no es mucho, pero mis sueños no suelen dar para mucho más. Apenas unos flashes de historias, a veces sólo una "imagen".

miércoles, 13 de junio de 2007

Mal humor y peor día.

Hoy ya me levanté predispuesto a tener un mal día. Me fui algo más tarde de lo normal a dormir, y a las 4 de la mañana me desperté por causas desconocidas.

Durante la mañana, como siempre: las cosas no terminan de salir, pero el jefe insiste en que por narices tiene que salir, así que a repetir una reacción que yo ya había probado, y que ya sabía que no funciona.

Para colmo, aunque normalmente me alegro de que algún compañero me deje echarle una mano, hoy tocaba volver a insistir con el gases-masas... está claro que no nos lo quieren dejar usar, y a mí me toca insistir porque soy el único que tiene contacto con el "dueño" del equipo... Lo peor del caso es que después de estar llamando 3 días, me dicen que me plante allí para ver qué pasa. Ni que decir que no me hacía ninguna gracia, así que cuando la compañera que quiere usar el aparato me llama para enterarse de si ya había ido, le digo que no, que nadie me ha dicho que tenía que ir. La respuesta, me ha provocado un buen cabreo: "¿No te ha dicho nada el jefe? Tendré que hablar con él, porque no me hace ni caso...". En definitiva: me está dando la orden de ir indirectamente, a través del jefe. Y se supone que ella y yo estamos al mismo nivel, y ni ella tiene por qué mandarme nada, ni yo por qué hacerle caso... pero claro, por eso recurre al jefe.

El jefe. Otro bueno. Esta mañana ya me ha dicho que tengo que centrarme en lo mío y dejar de apoyar a los demás... y eso después de mandarme de paseo para que la otra pueda usar el gases-masas (y al final el tema ha quedado en el aire, como ya imaginaba). Pero lo de esta tarde ya ha sido de órdago: me ha echado la bronca en plan "pa ti haces", porque no me ve poner reacciones...

Lo malo es que tiene razón: últimamente, no pongo más que una cada vez, y hay días (bastantes) que ni eso. ¿Por qué? Pues porque las cosas no salen, y eso desanima. Especialmente cuando se trata de repetir una y otra vez las mismas reacciones cambiando ligeramente alguna de las condiciones. Y claro, el resultado no cambia. Así que acudo al jefe: otro ligero cambio de condiciones, y a volver a intentarlo. Está claro que él tampoco tiene idea de lo que falla, y tampoco me proporciona soluciones suficientes como para tener la carga de trabajo que me exige.

Eso sí, algo bueno sí ha salido de esta tarde: tengo libertad para pedir material de laboratorio (siempre pasando antes por él, claro), y sobre todo, al pedirme iniciativa por mi parte, me ha dado carta blanca para hacer los ensayos que me parezca oportuno. Y es algo que pienso aprovechar.

Bueno, y también, aunque menos importante, he tenido la satisfacción de que tenga que tragarse el "si es que no sabes" que me tenía preparado si llega a salir la reacción de hoy, repetición de una hecha hace tiempo pero a mayor temperatura, cómo no, a instancias de él, dado que "tiene que salir así por narices".

Pero aún así, estoy harto. Harto de todo.

domingo, 10 de junio de 2007

La "Encuesta"

Seguro que a más de uno le ha pasado alguna vez:

Reúnes todo tu valor, y le propones a alguien que te interesa (y con quien parece que hasta puedes tener alguna posibilidad) tomar juntos un café, con intenciones obvias.

En un primer momento, parece que la cosa hasta puede salir bien, pero luego, como uno es un metepatas y un rato gafe, pues a la hora de quedar para tomar ese café sólo hay alguna que otra evasiva (pocas) y luego, sólo silencio (excusado en "corte" e "incomodidad").

¿Y qué hacemos nosotros (a parte de que se nos quede cara de gilipollas, claro)?

¿Enfadarnos? No. ¿Olvidar el tema? Tampoco (pese a que quizás sería lo más acertado). Tiramos de sentido del humor y nos marcamos una encuesta tal que ésta, que remitimos a la susodicha por email:



Bueno, como no consigo sacarte ni una palabra y hay algunas cosas que me gustaría saber, voy a probar a ver
si por lo menos consigo que me escribas unas cuantas letras... equis, para más señas.
(Por favor, no te lo tomes a mal, sólo intento tomármelo con un poco de humor...)



### NORMAS DE USO DE LA ENCUESTA ###

Se trata de marcar con una "X" la(s) respuesta(s) (pueden marcarse varias en cada pregunta) más aproximadas a lo que opines, salvo la última pregunta que es de desarrollo.

Algunas de las respuestas a las preguntas tienen sub-opciones (se diferencian de las opciones principales por tener el "casillero" desplazado hacia la derecha) , que pueden o no marcarse para completar el sentido de las respuestas (también pueden marcarse varias).

Se permite no contestar a las preguntas en caso de que se consideren demasiado personales.

Una vez cumplimentada la encuesta, devolver por email a [nuestro email].

Esta encuesta es personal e intransferible.



Pregunta de ejemplo:

0. ¿Ese café que tenemos pendiente...?

   [   ] .......... Claro, cuando quieras.
   [   ] .......... Ya te llamo cuando tenga un hueco...
                      [   ] ... pero espera sentado.
   [   ] .......... Lo siento, pero me lo he pensado y va a ser
                      que no.
   [ X ] .......... ¿Café? ¿contigo? Vas listo, chaval...


Bueno, y ahora la encuesta real:


### ENCUESTA ###

1. ¿Por qué no hay forma de que hablemos tranquilamente?

   [   ] .......... ¿No la hay? Claro que sí.
   [   ] .......... Me siento incómoda...
                      [   ] ... porque quieres algo de mí.
                      [   ] ... y no sé qué decir.
                      [   ] ... aunque estas chorradas ayudan.
   [   ] .......... Me estás agobiando...
                      [   ] ... dame tiempo y hablaremos tanto
                      como quieras.
   [   ] .......... Intento olvidar todo lo relacionado con
                      [circunstancia en que os conocísteis].
   [   ] .......... No te necesito para nada. Déjame en paz.


2. Esta encuesta...

   [   ] .......... Me parece humillante.
   [   ] .......... Menuda chorrada.
   [   ] .......... ¿Pero qué te has fumado?...
                      [   ] ... ¡yo también quiero!
   [   ] .......... Desde luego es original, me ha
   hecho gracia.


3. Este [nuestro nombre]...

   [   ] .......... Es imbécil...
                      [   ] ... pero me hace gracia.
   [   ] .......... Está como una puñetera cabra.
   [   ] .......... Otro más del montón.
   [   ] .......... Es un tío majo, me cae bien.
                      [   ] ... si no hiciera estas tonterías, a lo
                      mejor hasta me gustaría.
   [   ] .......... Paso de él...
                      [   ] ... pero reconozco que se toma su
                      interés por caerme bien.
                      [   ] ... pero es ingenioso.
   [   ] .......... Lo odio.
   [   ] .......... ¡¡¡ P E S A O !!!


4. ¿Hay alguna posibilidad de quedar para hacer alguna cosa juntos?

   [   ] .......... ¿Para qué? ¡Casémonos ya mismo!
   [   ] .......... Sí.
   [   ] .......... Lo pensaré.
                      [   ] ... de veras.
                      [   ] ... hasta tienes alguna posibilidad (¡he
                      dicho "alguna"!)
                      [   ] ... y valgo para política, así que espera
                      sentado.
   [   ] .......... Estoy en un mal momento, ahora no me
                      planteo nada.
                      [   ] ... pero no quiero perder el contacto.
   [   ] .......... Salgo con alguien, no puede ser.
   [   ] .......... Lo siento, no me interesas para nada.
                      [   ] ... y por favor, déjame en paz de una
                      vez.


5. Observaciones del encuestado/a:
(¡Ojo!, pregunta trampa: ¡esta obliga a poner palabras y frases completas!)






Para terminar, me gustaría decir que gracias a le encuesta conseguí tomar ese café, salir con la chica y vivir felices y comer perdices... pero eso sólo pasa en las películas, y yo sigo siendo imbécil, así que hasta hoy, continúa el "silencio" y no tiene pintas de cambiar.

domingo, 3 de junio de 2007

Magia

Una vez más, todo ha sido una ilusión.

Una imagen mental creada al agitar el mago los dedos, unas volutas de humo transformadas en magia por la fantasía de aquel que quiere creer.

Sin embargo, tras el destello inicial, todo vuelve a la oscuridad y el humo se disipa; entonces, el mago Destino se da la vuelta para preparar el próximo truco, ocultando la sonrisa maliciosa de quien se burla una y otra vez de la ingenuidad de su público.

Ese público que pasa, sin escarmentar jamás, una y otra vez del asombro y la incredulidad al absoluto convencimiento del milagro, y finalmente, a la gran decepción que supone haber vivido la efímera ilusión para despertar al instante y ver que todo ha sido un sueño: la realidad sigue ahí, inamovible e inapelable, por mucho que uno quiera convencerse de lo contrario.