martes, 20 de mayo de 2008

Casualidades...

Ayer me enteré que habían salido unas ayudas de la comunidad para estudiantes de posgrado. La condición es no ser beneficiario de ninguna otra ayuda. A mí no me vale, porque consideran que lo que tengo sí es una ayuda.

Pero sí me acordé de una compañera que está haciendo el máster con un contrato, así que me guardé la información para pasársela.

Hoy la he visto, y le he dado la información... y por lo visto, no podía haberle venido mejor, porque se acaba de enterar que su jefe no tiene fondos para renovar su contrato, que se acaba dentro de poco.

sábado, 17 de mayo de 2008

Sorprendente...

... cómo cambian la cara y la actitud del dueño (sé que no era un dependiente) de una tienda de informática en cuya tienda que entras un sábado por la mañana mientras abre, y le vas diciendo que quieres encargar un equipo con las piezas que le vas a ir detallando.

Primero, mientras entras, lo ves con cara de "Hay que joderse: sábado, y yo aquí. Tengo que contratar a algún pringao que me atienda la tienda cuanto antes".

En ese momento es cuando te ve y piensa "Bueno, no he terminado de abrir y ya entra el primero de hoy. Con esa cara, seguro que me da la brasa media hora para llevarse el ratón más cutre que tenga", así que atiende, pero con desgana.

Ahí es cuando le dices que quieres un ordenador, que has estado mirando la página web de la tienda, y que ya sabes lo que quieres. Entonces es cuando enciende el ordenador para hacer el presupuesto y piensa "Venga, otro listo... de aquí sale otra anécdota de clientes bobos que contar en el blog".

Se sienta delante del ordenador, y con cara de suplicio, abre la aplicación con la pregunta de "¿Quieres Intel o AMD?". Como a la primera no le oigo bien (más que decirlo, lo murmura entre dientes), me lo tiene que repetir: "Que si va a ser Intel o AMD". Lo dice como pensando "Ahora me dirá que no, que él lo que quiere es un ordenador, y de seguido, me pedirá cuarto y mitad de Gigahertzios y medio kilo de disco duro, sin saber siquiera lo que es una placa base...".

Le digo que Intel, y a la siguiente pregunta ("¿Qué procesador?") le digo que quiero un Quad, el de 2.5 Ghz. Leve cambio en su cara, pero apenas dura unos segundos, como si durante un momento hubiera pensado que sé de qué estoy hablando, pero al segundo siguiente su lado borde le dijera "No, tranquilo, éste sólo quiere que le coloques un 'bicho' de procesador en la placa más barata que tengas...".

Como veo que se atranca un poco con la lista (no encuentra el modelo que le he pedido), le digo que el modelo del procesador es el Q9300. Lo encuentra en la lista y parpadea un par de veces al ver el precio.

"¿Placa?". Esta, la X48T. La localiza en la lista correspondiente, y al llevar la vista al final de la línea, los ojos, que eran poco más que dos rayas hundidas en las cuencas, comienzan a adquirir una forma occidental. El precio ya ha superado el de algunos equipos de oferta de los carteles que tiene colgados por el local, y eso que llevamos apenas un par de componentes.

"¿Y de memoria qué le ponemos?". Se nota el cambio de tono y de trato: ya se ha dado cuenta que la cosa no va de mínimos. "2 gigas, a 1333", y el precio sigue creciendo.

El resto sigue por el estilo, pero el hombre ya se había dado cuenta de que tenía una buena venta entre manos. Hasta quedamos en que intentaría conseguirme el modelo siguiente de procesador, el Q9450, pues en el momento de elegir los componentes estaba en la lista, pero desapareció al poco. Y ya con algo más de confianza, el hombre mira por encima las características de mis componentes y me dice:

- "Va muy bien equipado, y va todo de la mano". - ¿Ha sido eso que se te ha pasado por la cara una muestra de asombro?
- "¿De la mano?" (No lo entiendo a la primera).
- "Sí, micro, placa y memoria, todo en la misma frecuencia de bus... algunos que no saben mucho de esto eligen las piezas cada una con su frecuencia, y luego el rendimiento..."
- "Si, bueno, lo he elegido todo a conciencia". No pude evitarlo: se me escapó la sonrisa, medio por la satisfacción por el equipo, medio por la gracia que me estaba haciendo el cambio en la actitud de este tipo.

Y finalmente, tras dejar a cuenta el 50% del precio del "bicho", me vuelvo a casa, ya impaciente por recogerlo a finales de la semana que viene.