sábado, 20 de diciembre de 2008

Ayer noche, a las tantas, volvía a casa después de una de las tantas cenas que hemos organizado en los últimos meses. Para reducir la probabilidad de encontrarme con controles de alcoholemia, elegí el trayecto de la autovía.

Tal vez sea por las fechas que son, tal vez por el cansancio, pero apenas había subido a la autovía me invadió una sensación de déjà vu, de familiaridad y añoranza de esa escena: una atuovía de noche, luz de farolas sobre el asfalto, y un largo camino por delante, aunque en esta ocasión sólo se tratara de un par de kilómetros.

Lo extraño del caso es que hace bastante que no viajo de noche, pues casi siempre suelo hacerlo de día, aunque aún así, tengo que admitir que sí que hace bastante que no viajo, y que me apetece hacer una escapada a alguna parte, pues este año apenas he "salido".

Tal vez el año que está próximo a entrar me traiga más viajes; tal vez a sitios donde alguien me espere, o quizás incluso con alquien en el asiento del copiloto.

jueves, 11 de diciembre de 2008

"¿Que están dónde?"

- ¿Si?
- Hola, estamos atascados en el montacargas, ¿podrían venir a sacarnos?
- ¿Perdón?
- Nos hemos quedado atrapados en el ascensor, que vengan a sacarnos.
- ¿Dónde dicen que están?
- En el edificio de ÁTICA, nos hemos quedado atascados en el ascensor. Necesitamos que vengan a abrirlo para que podamos salir.
- ¿Están en el ático, atascados en el ascensor?
- No, no, que estamos atascados en el edificio de ÁTICA, en el montacargas.
- Oiga, llamen a un técnico, han llamando a la Guardia Civil de Murcia...
Y nosotros, los atascados en el ascensor (los dos técnicos que nos iban a montar el Rack y yo), alucinando. Nosotros no habíamos llamado a ninguna parte, sólo habíamos pulsado el botón de Emergencia del ascensor (el típico con una campanita amarilla que hay en todos los ascensores), pensando que nos comunicaría con la conserjería del edificio, la Unidad Técnica, o la Garita de Seguridad del Campus.

Por supuesto, el Guardia Civil al otro lado de la línea tomó nota de dónde estábamos, qué había pasado, y la marca del ascensor "para dar el aviso"... o para asegurarse de que no era una broma.

Para no perder el hilo, la cosa siguio por el estilo. Descartada la opción del botón de Emergencia, recurrimos a llamar desde el móvil al servicio de asistencia: sobre el panel del ascensor había una pegatina del servicio técnico de Otis, con un número de teléfono.

Se pone una señorita, que muy amable nos confirma que nos mandaría al técnico en cuanto le dijéramos el número de serie del ascensor (para saber dónde está), ése que comienza por "XE". En efecto, ahí estaba, sí, una pegatina bien grande con un número treinta y dos mil y pico... sólo que no empezaba por "XE". Estaba justo debajo de donde está la pegatina del servicio técnico de OTIS, y justo encima del panel donde pone la marca del ascensor: Pecrés.

Entonces, ¿por qué el servicio técnico lo da OTIS?

Por suerte, no tuvimos demasiado tiempo para pensarlo: mientras los informáticos hablaban con la señorita de OTIS, yo, al no poder localizar al conserje, llamé a mis compañeros, que por suerte sí consiguieron localizarlo, y ya estaba ahí para rescatarnos.

Y manda narices: 5 años de edificio, y somos los primeros que se quedan atrapados en el ascensor.

A los 10 minutos llegó el técnico del ascensor, y nos preguntó si habíamos oído un golpe antes de que se atascara. Lo cierto es que sí, habíamos oído un golpe, como de chapa sobre chapa. Según él, tendríamos que haber oído un golpe de la leche, porque la guía por la que se mueve el ascensor estaba toda doblada y dada la vuelta... (lo que casi se "dobla" en ese momento son los técnicos, de color blanco pajizo del susto al oír lo que le había pasado a la guía...).

Al final, tras martillear un buen rato la guía parece que consiguió volver a colocarla correctamente, y el ascensor volvía a funcionar... al menos lo suficiente para que técnico nos lo parase en la segunda planta y poder sacar (por los pelos) nuestro Rack. Aunque en el momento de marcharnos, el ascensor seguía sin funcionar bien, al parecer porque no reconocía en qué piso estaba.