miércoles, 31 de enero de 2007

¡Me dieron por detrás!

Ale, a pensar mal...

En fin. En 3 años de coche y casi 10 de carnet es la primera vez que me dan un golpe "serio" (es decir, en marcha y sin contar los "toquecitos" del aparcamiento). La cosa ha sido más o menos así:

Iba yo la mar de contento hasta la Uni, por mi atajo habitual, cuando el semáforo que da acceso a la carretera general se pone rojo, y el que va delante de mí, una furgoneta amarilla con remolque, se lo salta.

Yo dejo rodar poco a poco el coche cuesta arriba, para que pierda velocidad y llegar al pie del semáforo, donde me paro.

Un segundo después... ¡bum! Al momento sé lo que ha pasado: me han dado por detrás. Así que paro el motor, me aseguro de que no me duele nada (especialmente el cuello) y me bajo esperando ver un destrozo, y por suerte, apenas tenía nada. Me dieron desde abajo, así que todo se reduce a unos arañazos en el parachoques, al que apenas se le ha partido un embellecedor (y no se nota demasiado) y se ha desencajado en un lateral, apenas un centímetro.

Lo mejor, la conversación con el que me ha dado, un chico sudamericano, joven (quizás 20-22 años) con peinado a lo mohicano. La cosa ha sido más o menos así:

- Oye, ¿es que no has visto que está rojo?
- Sí, pero pensé que ibas a saltártelo...
- El que se lo ha saltado es el de delante, yo he parado.
- Pero es que ibas muy rápido...
- ¿Rápido? ¡Si iba frenando!

En ese momento, y tras comprobar que no tengo apenas nada, que el maletero abre y cierra sin ningún problema, y visto que él en la vida iba a admitir que estaba en Babia, que la culpa era suya por no ir atento, ir demasiado rápido y no mantener la distancia de seguridad, paso del tema.

- Bueno, lo mío no es nada, pero lo tuyo es más serio... - Mi coche apenas tenía nada, mientras que él había partido medio morro del coche. Yo no pensaba ni hacer parte amistoso (salvo que él quisiera, claro): ¿para qué? lo mío no era nada, así que no iba a dar parte al seguro, ni a llevar el coche a arreglar, pero quería quedarme con sus datos (al menos el teléfono) por si acaso -.

No contesta. Yo miro detrás de su coche, y veo la cola que se estaba formando, me doy la vuelta, y veo el semáforo, en verde. Se me ocurre que los otros conductores querrán pasar, así que mientras mi "agresor" está mirando y tratando de recolocar el morro de su coche, me subo al mío, arranco, pongo las luces de emergencia y lo muevo 2 metros hasta el arcén de la carretera, para que la gente que viene detrás pueda pasar. Y mientras estoy levantando el freno de mano, veo como el otro también se ha metido en su coche, arrancado y pasa por mi lado en ese instante.

Yo pienso "Bueno, irá a quitarse de en medio él también y parará ahí delante para pedirme los datos". Qué va. El tío se ha puesto en el carril izquierdo y se las pira.
No iba a poner parte, pero al ver eso me dieron ganas de denunciarlo, con agravante de fuga y todo. Pero si se pira peor para él: su coche se llevó lo peor. Pero por si acaso, me quedo con la matrícula, marca, modelo y color del coche.

Después, con más calma y observando los daños, que son los que se ven en la foto, mas el parachoques un poco desencajado por el lado derecho (apenas sobresale 1 cm), y echando cuentas de las molestias que me iba a suponer, a saber: parte al seguro, denuncia, peritaje, juicio (no tenía demasiada pinta de tener seguro...) y taller; creo que no me vale la pena meterme en esos follones sólo por unos rasguños en el parachoques. Eso sí: como dentro de unos días coja un bache y se me caiga el parachoques, vaya que si lo denuncio.

Pero como soy así, y no hago otra cosa que darle vueltas a la cabeza, ya estoy pensando si el tío, al decirle que mi coche no tiene nada, y que lo peor se lo ha llevado el suyo, y verme subir al coche, lo mismo pensó que me desentendía del tema y que ya podíamos irnos, o sólo me vio subirme al coche y entendió que era yo el que se daba a la fuga... a pesar de ir con las luces de emergencia y parar 2 metros más adelante (complicado, pero si el tío me veía "embalado" cuando yo iba frenando, no es tan descabellado).

En fin, en cualquier caso, el que dio por detrás fue él. Ya veremos si esto es lo último que sé del tema o no.

viernes, 26 de enero de 2007

Presentaciones

Hoy tocaba reunión en el trabajo. Bueno, en realidad, tocaba mañana, pero como es fiesta (por Santo Tomás de Aquino, que es el domingo, pero tenemos libre mañana), lo trasladamos a hoy.

Se trataba de que cada uno hiciera una pequeña exposición acerca de en qué consiste su trabajo, qué se ha hecho, qué se va a hacer, qué se espera conseguir, etc. En realidad, no era nada serio, ya que sólo se trataba de algo interno, es decir, entre los miembros del grupo de investigación, pero aún así preparamos presentaciones en PowerPoint, preparamos fotos y todo lo que eso implica.

A mí me tocó exponer en cuarto lugar, y ahí estaba yo: que si doctorado, que si cinamatos, quitosano, etc etc... hasta llegar a la última diapositiva: mis labores en el grupo de investigación: hacer RMN, GS-MS, Microscopía, GPC, Informático-para-todo, asesor de los "nuevos", colaborador en todo lo posible...

Un clic, y al final de la lista aparece "Y otras perrerías"... nadie debía estar demasiado atento, o no les dí tiempo suficiente a reacciónar... otro clic, y entonces, esto:


Un segundo, y silencio... ¿no les habrá gustado? Otro segundo... carcajadas y peticiones de la imagen en cuestión para enseñarla a todo el mundo. Acerté :D

(Y de paso, conseguí desviar la atención de mi presentación y librarme del turno de preguntas...)

jueves, 18 de enero de 2007

Vestir una sonrisa

Desde este verano intento probar algo nuevo, y que aunque parece una tontería, me cuesta un montón. Intento, cada mañana, y cada vez que trato con alguien, sonreír al menos un poco.

Es algo que siempre me ha costado, no sé por qué. No soy de los que van por ahí con la sonrisa puesta, puede que porque soy muy tímido, puede que porque nunca encontrase motivos para sonreír (aunque los tengo a montones), o puede que porque siempre voy por ahí perdido en fantasías y cavilaciones y se me suele olvidar sonreír (soy de esos que se cruzan con un conocido, o se paran a 30 centímetros de un amigo y son capaces de "no verlos" o no reconocerlos).

Sin embargo, últimamente, me he propuesto sonreír más, y aunque aún tengo que hacer algún esfuerzo consciente por recordarlo, lo recuerdo, y lo pongo en práctica. Una sonrisa, un poco de buen humor, y un aspecto algo más cuidado de lo habitual en mí.

Por supuesto, montones de veces he visto, leído y oído cosas acerca de lo importante que es sonreír, el buen humor, ser positivo, el sentirse bien y hacer sentir bien a los demás, pero nunca habían sido más que un tópico, y nunca hice demasiado caso.

Pero funciona. Se nota la diferencia en el trato con la gente: el otro día, en la biblioteca me quitaron la penalización por devolver un libro tarde (sólo un par de días, eh?), las cajeras de las tiendas, hoy, la secretaria de la Séneca...

Desde luego, merece la pena. Voy a intentar seguir sonriendo, cada día, cada mañana, cada vez un poco más, y quizás, al final, consiga que esa sonrisa deje de ser un esfuerzo. Tal vez pronto tenga otra cosa en la cabeza, tal vez algo me quite la sonrisa, pero por eso escribo este post: para que sea un recordatorio de lo bien que me siento, y tal vez, me ayude a recordar mi sonrisa.

sábado, 13 de enero de 2007

La maldición de Venus

Buceando en Google, parece que la expresión "maldición de Venus" tiene algo que ver con la sífilis, aunque el uso que quiero darle en este post es completamente diferente. El origen de este uso es el juego de rol "Ars magica", donde la "maldición de Venus" es uno de los posibles defectos de los que se puede dotar a los personajes.

El manual del juego dice lo siguiente de ella (traduciendo libremente del inglés):

Maldición de Venus: Eres muy atractivo para la gente a la que no deseas atraer [...]. Contínuamente se enamora de tí gente a la que detestas y de la que no puedes librarte. Además, tiendes a enamorarte de gente inapropiada en circunstancias inapropiadas. Esta gente por la que sientes interés tiende a pensar que eres vano y superficial [...].

El porqué del nombre de este post es precisamente la segunda parte de la descripción de la maldición: me "interesa" quien no puedo alcanzar en el momento en el que menos posibilidades tengo, y la persona implicada nunca llega a encontrar en mí el menor interés. Por eso la "maldición de Venus" se ajusta perfectamente a mi caso.

Desde siempre he tenido buenas relaciones con las chicas a las que he ido conociendo a lo largo de mi vida. Es más: salvo casos muy excepcionales, creo que siempre me he llevado mejor con las chicas que con los chicos.

Y sin embargo, tal como dice la descripción de la maldición, salvo en un único caso, jamás ninguna chica ha sentido interés por mí más allá de la amistad. Es algo que siempre ha estado ahí, y que aunque ha carecido de importancia durante bastante tiempo, ahora que se me ha vuelto a clavar una mirada, vuelve a cobrar importancia, pues no sólo se hace patente que estoy "maldito", sino que además es posible y hasta probable que esa mirada vuelva a salir para siempre de mi vida sin siquiera haberse fijado en mí un momento.

A no ser, claro, que acabe haciendo algo increíblemente estúpido para remediarlo... (¿nunca he dicho que meter la pata y hacer el ridículo son mi especialidad?)

viernes, 12 de enero de 2007

Lluvia.

Hoy he vuelto a escribir un relato.

Hacía varios meses que no escribía nada, pero antes de la vez anterior hacía muchos años que no escribía nada que mereciese la pena recordar. Siempre he dicho que para poder escribir algo mínimamente legible tengo que estar de un humor adecuado.

Esta vez, no sé por qué, me ha dado por la lluvia. Y como siempre, el argumento sigue en mi línea.

Ah, y si alguien lo duda, el argumento no tiene absoultamente nada que ver conmigo. 100% fantasía, aunque muchas veces la realidad supera a la ficción.

martes, 9 de enero de 2007

La vuelta al trabajo

Aunque el día "oficial" del retorno era ayer, no se puede decir que trabajáramos demasiado. Sospechábamos que el primer día después de las vacaciones sería "ligero", como sucedió a principios de septiembre, según el jefe, para "combatir el estrés postvacacional".

Sin embargo, todos esperábamos el regreso con una mezcla de alegría por el reencuentro, al menos en mi caso, y miedo, pues los veteranos habíamos avisado: en periodos vacacionales el jefe aprovecha para cargar las pilas y darle al coco inventando nuevas labores para nosotros, preparándonos los deberes, casi en sentido literal, puesto que el año pasado en un par de ocasiones volvió de vacaciones o algún puente con un folio para cada uno de nosotros, donde había escrito e impreso en qué consistiría nuestro trabajo durante los próximos meses.

También había cierta impaciencia por recibir estos deberes, ya que muchos no sabíamos por dónde seguir trabajando, pues habíamos terminado nuestros encargos anteriores, y aún no habíamos recibido los nuevos.

Y, contrariamente a lo que todos esperábamos, no ha habido hojas de deberes. Esta vez, el jefe ha debido pasar las navidades bien entretenido, porque no ha tenido tiempo de buscar ocupaciones para todos nosotros, así que el día de hoy, especialmente la tarde, se ha hecho interminable. Y aunque parecía que las manecillas del reloj se empeñaban en atrancarse y no avanzar, mientras vagábamos por los laboratorios con una mezcla de aburrimiento por la falta de ocupación, cansancio por la costumbre perdida de aguantar toda la tarde en la universidad, y la desesperación de ver que el tiempo apenas pasa por mucho que uno se esfuerce en no darse prisa.

lunes, 8 de enero de 2007

Clutch Box

Hoy, al volver a casa después del primer día de trabajo (aunque poco hemos trabajado) después de las navidades, me he encontrado en Microsiervos con algo que me ha encantado.

La noticia trata sobre Lee Krasnov, diseñador y fabricante de puzzles, la mayor parte en madera. Al leer el artículo ya me llama la atención la "Clutch Box", y al mirar en la página del autor de este ingenio, me ha encantado, tanto la idea (un puzzle en forma de caja, que es necesario "resolver" para poder abrir la caja) como la caja en sí.



Sé que es muy, muy difícil, porque fabrica artesanalmente tan sólo unas pocas unidades limitadas de sus creaciones (y por supuesto, son caras...), pero si alguna vez una de estas maravillas cae en manos de alguien que pase por aquí, que por favor recuerde que me ENCANTARÍA hacerme con una de estas pequeñas maravillas.

domingo, 7 de enero de 2007

Retorno al hogar perdido

Mi padre está fuera durante una temporada, y me ha dejado encargado de regar las plantas y recoger el correo de vez en cuando. Esta tarde he estado en su casa. La casa donde vivíamos antes de que mis padres se separasen.

No tenía pensado entrar en la casa, pero he terminado por hacerlo. Me he sentido como en una de ésas películas en cuyos protagonistas entran en algún lugar abandonado: polvo, el rastro del paso del tiempo por todas partes, y sobre todo, la soledad en el ambiente.

He estado fisgando. No he podido vencer la tentación y he abierto algunos armarios, mirado en todas las habitaciones... Todo ha cambiado, y nada ha cambiado. Tras las puertas de muchos armarios aún están los mismos trastos, el mismo desorden en el garaje, las mismas notas de mi madre sobre los azulejos de la cocina. Y al mismo tiempo, todo es diferente: habitaciones que, a pesar de ser las mismas de siempre, han cambiado completamente, puesto que no contienen nada de lo que contenían antes; cosa que nunca han estado ahí, que no pertenecen a ese lugar, y que destacan como una nube de lluvia en un cielo despejado. Hasta la misma luz es diferente; a la luz de las bombillas halógenas le falta la vida que antes se respiraba en esa casa. Es como una parodia de nuestros años felices en esa casa.

Ahora lo veo todo desde la distancia. Reconozco cada esquina de la casa, la mayor parte del caos que reina por todas partes, pero no como si fuera parte de mi vida, sino como si lo hubiera visto en una película, grabada en mi memoria a fuerza de verla repetida un millón de veces, una tras otra. Camino entre los recuerdos, y me asalta una ola melancolía, un tsunami imparable, que sin embargo no llega más que a mojar el inmenso vacío que llevo dentro.

Después, una vuelta a la llave, y regreso a mi vida, a mi hogar.