miércoles, 23 de agosto de 2006

El ave fénix

Dice la leyenda del pájaro de fuego que en todo el mundo existe sólo un ave fénix.

Su forma varía según quién la describa, pero siempre es un ave cuyas plumas brillan con colores entre el dorado y el rojo incandescente, el color de las llamas vivas.

El fénix es el símbolo de la resurrección y de la inmortalidad: en el momento de su muerte, el ave fénix se consume en sus propias llamas, de cuyas cenizas surge un huevo que al romperse devuelve a la vida al fénix rejuvenecido.

Por eso me gusta el fénix: porque tras el duro trance de su muerte, renace en todo su esplendor, rejuvenecido, fortalecido y listo para volver a vivir. De la misma forma que, tras cada golpe, a nosotros nos toca levantarnos, volver a fijar la mirada en el horizonte y seguir avanzando.

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