martes, 13 de marzo de 2007

Valencia ¿Rush?

El pasado jueves me esperaba una sorpresita en forma de llamada telefónica de mi padre:

"¿Me puedes llevar el sábado al aeropuerto de Alicante? Es que me voy otra vez... salgo el sábado a las 16:30. ¿Te va bien si salimos a la una?"

Y yo pienso: ¿y por qué no? Alicante está a 45 minutos, es un paseo. Visto así, ¿por qué no? Eso sí: mi padre es un poco exagerado. Saliendo a las 14:30, llegamos con más de una hora de antelación, de sobra para facturar con tranquilidad. Claro que no todo iba a ser tan fácil. Un rato después vuelve a sonar el teléfono, y de nuevo es mi padre:

"Huy, es que ha habido un despiste con lo del vuelo... no sale desde Alicante, sino desde Valencia..."

Ahí está el truco. Por eso había que salir tan pronto. Pero bueno, ya puestos, qué más da hacer un viaje de 45 minutos que uno de dos horas y media, así que, adelante.

Llega el sábado, y como no la he visto conectada desde las llamadas de mi padre, le mando un SMS a Alba, que se apunta a comer conmigo y pasar la tarde por ahí. Luego, a recoger a mi padre y derechitos a Valencia.

Resumiendo mucho, llegamos sin mayores problemas al aeropuerto (aunque se hace un poco pesado aguantarle la conversación a mi padre durante dos horas y pico, cada vez con más frecuencia tiende a repetir cosas que ya me ha contado... será cosa de la edad... o de familia, que yo también lo hago :P). Tras dejar a mi padre con las maletas facturas, me da 100 euros "por las molestias" (ahora entendéis por qué acepto con tal facilidad unas cuantas horas de coche) y me voy a buscar a Alba.

A las cuatro y algo estamos comiendo en un Vips, y como siempre que nos juntamos, la conversación se nos alarga, y a pesar de los esfuerzos nada desdeñables de la camarera, acabamos estirando la comida hasta bien pasadas las seis. Luego, un paseíto rápido por el centro comercial y el MediaMarkt mientras anochece, y yo pensando que no me apetece nada el viaje de vuelta.

Al final, acabamos quedando con dos amigas de Alba, Helena y Ana. A Ana ya la conocía, también de hace 4 años. Alba me decía que me iba a notar muy cambiado, y no se equivocaba. Lo sorprendente es que Ana decía que me veía ahora más joven que entonces... qué cosas. Ella estaba igual, incluso sigue vistiendo camisetas heavys y vaqueros.

Volvemos a casa de Alba, donde nos esperaba Helena, y decidimos el plan: cena en casa, pseudo fiesta de pijamas, y peli chorra, para reírnos un rato sin pensar demasiado. La elegida: Scary Movie 4. Nada del otro mundo, pero para lo que queríamos, nos valía.

Para entonces la idea de vuelta ya estaba más que descartada: a mí me apetecía quedarme, el viaje no me apetecía nada, y además Alba me había ofrecido su sofá para quedarme, y yo lo acepté gustoso. Mensajito a mi madre, para que no me esperase, y todo arreglado.

A eso de las 4 y media de la madrugada, al terminar de ver la peli y hacer un poco el chorra por internet, nos fuimos a dormir. Ana terminó por quedarse también, y aunque a ella le tocó cama, yo apenas me enteré de que dormí en un sofá: me dormí al instante, y no me desperté hasta varias horas después.

A la mañana siguiente, un paseíto por Valencia para que Ana recogiera unas cosas en su casa, que, casualmente estaba apenas a un par de manzanas de donde hacía un par de años habíamos visitado a una amiga de mi ex que temporalmente vivió en Valencia.

Y luego, vuelta a casa. Apenas me enteré del viaje, y a mitad de camino, SMS de mi madre: no estaba en casa, y me decía que no la esperase para comer, así que para redondear el fin de semana, y dado que hacía muy buen día, aproveché para irme a comer por ahí.

De otra cosa no sé, pero desde luego, no puedo quejarme de la vida que llevo: salgo un día de casa para llevar a mi padre al aeropuerto, y acabo volviendo al día siguiente...

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