jueves, 12 de julio de 2007

Acoso y derribo

Tras algunos días de aparente mejoría (por fín conseguí sintetizar uno de los productos que tenemos como objetivo... ahora solo faltan... ¿otros 30?), las cosas vuelven a estar como siempre: tensas.

El jefe sigue en el mismo plan, o peor. Ahora amenaza con echar a todo el mundo y contratar a un químico "bueno" por 3000 o 4000 euros al mes y que le saque adelante 4 proyectos. Probablemente no se lo crea ni él, pero va por ahí rajando de todo el mundo (no cumplimos horarios, no ve interés, los almuerzos se van a acabar... ya no deja ni poner la radio en los laboratorios), y eso crea muy mal ambiente. Lo de echar a todos no es problema... todos los que están con beca de empresa están deseando irse.

En cuanto a mí... tampoco me escapo. Según él (y por supuesto no me lo ha dicho a mí, si no que se lo ha ido contando a los demás a mis espaldas, como hace siempre), creía que valía, pero ya se ha dado cuenta de que no. Y mientras tanto, insiste en que tengo que poner 10 reacciones al día (cuando sólo hay equipo para 3, y somos 2 en el laboratorio), para que por lo menos por estadística, alguna dé buen resultado. Evidentemente, la cantidad y la estadística no bastan: también hay que variar las condiciones de las reacciones, porque no sirve de mucho poner un montón de veces la misma reacción... y a mí ya se me acaban las ideas, y él tampoco me da nuevas. Hemos probado de todo, y nada funciona, pero él insiste en que tiene que funcionar. Por narices. Y como no funciona, el inútil soy yo.

Debe creer que disfruto no sacando resultados. O que lo hago a posta para hacer el vago, o que si me quedara el doble de horas en el laboratorio las cosas sí saldrían. El caso es que por mucho que me desanime el ver cómo van las cosas, por su parte todo es machaque, nunca una palabra de ánimo.

Hace un par de semanas me planteaba ponerme una fecha límite, y si para entonces la cosa no había avanzado sustancialmente, empezar a mirar otras cosas. Esta semana, ya no hay fecha límite: esta semana sólo está la certeza de que, de seguir así, llegará un día en que se me agote la paciencia y el estrés me desborde. Entonces, sé que le soltaré cuatro verdades (que por ahora he conseguido callarme), y después no me quedará otro remedio que dejarlo, tenga o no buscada alguna alternativa.

Mientras tanto, cuento las horas que faltan para el fin de semana, y los días hasta el momento de coger vacaciones...

No hay comentarios: